El ungaikyō (japonés: 雲外鏡; espejo de más allá de las nubes) sería un antiguo espejo circular que se ha convertido en tsukumogami. Toriyama Sekien lo creó para su Gazu Hyakki tsurezure-bukuro (japonés: 百器徒然袋; Bolsa de los cien utensilios aparecidos al azar) basándose en el mito chino del Shōmakyō, un espejo mágico capaz de revelar el aspecto de los monstruos y espíritus que se reflejasen en él y que utilizó el rey Zhou de la dinastía Shang para descubrir que Daji, su concubina favorita, era en realidad una zorra de nueve colas que estaba corrompiendo su reinado. Puede que, de tanto reflejar espíritus malignos, el propio Shōmakyō acabó transformándose en este yokai.
También es posible que un espejo se convierta en ungaikyo tras alcanzar los cien años, como ocurre con el resto de tsukumogami. Shigeru Mizuki recogió en su Enciclopedia yokai un antiguo ritual mediante el cual se puede invocar y encerrar a un espectro en un espejo: se debía verter en un cuenco de cuarzo agua bañada por la luz de la luna de la noche del 15 de agosto del antiguo calendario lunar; luego habría que utilizar este agua para dibujar la imagen de un yokai en la superficie de un espejo. De esta manera, el espíritu queda encerrado en el espejo y éste acaba poseído, transformándose así con el tiempo en un ungaikyo. Estos espejos malditos tendrían la capacidad de reflejar cualquier cosa que quisieran, por lo que las personas que se vean en ellos podrían encontrarse con su imagen deformada en un horrible monstruo.
También es posible que un espejo se convierta en ungaikyo tras alcanzar los cien años, como ocurre con el resto de tsukumogami. Shigeru Mizuki recogió en su Enciclopedia yokai un antiguo ritual mediante el cual se puede invocar y encerrar a un espectro en un espejo: se debía verter en un cuenco de cuarzo agua bañada por la luz de la luna de la noche del 15 de agosto del antiguo calendario lunar; luego habría que utilizar este agua para dibujar la imagen de un yokai en la superficie de un espejo. De esta manera, el espíritu queda encerrado en el espejo y éste acaba poseído, transformándose así con el tiempo en un ungaikyo. Estos espejos malditos tendrían la capacidad de reflejar cualquier cosa que quisieran, por lo que las personas que se vean en ellos podrían encontrarse con su imagen deformada en un horrible monstruo.
Ilustración de Shigeru Mizuki |
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