Biwa bokuboku

En los tiempos del emperador Daigo, entre los años 897 y 930, se custodiaba en el palacio real un magnífico ejemplar de biwa conocido como Bokuba. Era una pieza tan magnífica que no sonaba si era tocada por alguien inexperto o si no había sido limpiada anteriormente.

Un día, durante el reinado del emperador Murakami, entre el 946 y 967, la biwa desapareció misteriosamente y no se supo de ella hasta que el noble y músico Minamoto Hiromasa oyó un dulce tañido proveniente del sur de la ciudad. Siguiendo el sonido llegó hasta Rashōmon, la puerta sur de Kioto, y descubrió que venía del piso superior de dicha puerta. Al intuir que podría tratarse de la biwa desaparecida, gritó que había ido hasta allí para recuperarla. En ese instante cesó el sonido y alguien dejó caer el instrumento atado a una soga. Al parecer, la biwa había cobrado vida y podía tocarse por sí misma, lo que hizo que un oni la robase para disfrutar de su música.

Esta leyenda inspiró a Toriyama Sekien para incluir al Biwa bokuboku (japonés: 琵琶牧々) en su Gazu Hyakki Tsurezure Bukuro (japonés: 百器徒然袋; Bolsa de los cien utensilios aparecidos al azar) como un tsukumogami. Convertido en yokai, el Biwa bokuboku parecía un humano normal y corriente pero con la cabeza de una biwa; de esta manera recorría Japón tocando sus magníficas melodías.

Ilustración de Shigeru Mizuki

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