Omukade

En Japón se conoce a los ciempiés como mukade y no es de extrañar que, por su peculiar aspecto, se hayan ganado un puesto entre los muchos animales que pueden transformarse en yokai con el paso del tiempo. Estas criaturas pueden crecer practicamente sin límites y, cuando alcanzan cierto tamaño, sus exoesqueletos se vuelven impenetrables y pasan a llamarse Ōmukade (japonés: 大百足; gran ciempiés), convirtiéndose así en una amenaza tan grande que incluso pueden plantarle cara a los dragones. Por suerte cuentan con una debilidad: la saliva humana.

Según cuenta una antigua historia, en las montañas de la provincia de Hida, la actual prefectura de Gifu, sucedían muchas desapariciones, por lo que Los aldeanos del lugar decidieron hacer una batida de búsqueda. A media altura de la montaña encontraron un agujero muy sospechoso, así que un célebre rōnin que se encontraba con ellos dijo que lo mejor sería hacer salir a lo que hubiera dentro con un fuego. Dicho y hecho, los vecinos prendieron una hogera y dirigieron el humo hacia la madriguera, de la cual salió al poco tiempo una enorme escolopendra de decenas de metros. Gracias a que se había debilitado por el fuego y al ataque en conjunto del rōnin y los aldeanos, consiguieron dar muerte a la gigantesca criatura.

Ilustración de Japanese Fairy Tale Series nº 15: My Lord Bag-O'-Rice
La leyenda más famosa en la que aparece uno de estos miriápodos monstruosos es la de Tawara Tōda, la cual tuvo lugar en la ciudad de Ōtsu, capital de la actual prefectura de Shiga. En dicha ciudad se encuentra el lago Biwa, en el cual tiene su origen el río Seta; justo en este río está el Seta no Karahashi, un famoso puente que se volvió intransitable porque una gigantesca serpiente se plantó en él y nadie se atrevía a cruzarlo por su presencia.

Un día llegó a la aldea Fujiwara no Hidesato, un famoso samurái que presumía de no tenerle miedo a nada, así que cuando oyó del problema que tenían los vecinos con la serpiente, fue decidido al puente y lo cruzó pisoteando el escamoso cuerpo del reptil, el cual se lanzó a las aguas del lago sin causar ningún problema. Aquella noche se presentó ante Hidesato una hermosa joven que aseguraba ser la hija del rey dragón que habitaba en lago Biwa. Ella era la serpiente que apareció en el puente con el objetivo de encontrar a alguien que demostrase su valor para pedirle ayuda, pues estaban siendo ostigados por el Omukade que vivía en el monte Mikami.

Hidesato accedió ayudar a la princesa y se dirigió con su espada y arco al monte Mikami, donde encontró un gigantesco ciempiés tan largo que su cuerpo daba siete vueltas y media a la montaña. De inmediato disparó un aluvión de flechas contra la criatura, pero ninguna fue capaz de atravesar su coraza. Desesperado, escupió en la punta de la última flecha que le quedaba, rezó unas oraciones a Hachiman, dios guerrero del sintoísmo, y consiguió acertarle un golpe mortal. Abatida la criatura, Hidesato la descuartizó y fue recompensado por la princesa dragón con múltiples objetos mágicos: una bolsa de arroz que nunca se vaciaba, un rollo de seda que no se acababa nunca, una olla que siempre producía deliciosos platos sin necesidad de fuego y una gran campana que acabó donando al templo Mii-dera. A parte de esto, el rey dragón también le reveló cómo derrotar a Taira no Masakado, un rebelde al que debía derrotar por orden del emperador.

El héroe Fujiwara no Hidesato derrotando al Omukade - Utagawa Kunisada

Fuentes

Meyer, Matthew: El libro del Hakutaku. Quaterni, Madrid (2021).
Mizuki, Shigeru: Enciclopedia Yokai Vol. 1. Satori, Gijón (2017).

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