Belcebú, o Beelzebub (Hebreo: בעל זבוב; Árabe: بعل الذباب, Ba‘al adh-Dhubāb), es uno de los muchos nombres del Diablo. En la demonología cristiana aparece como uno de los siete príncipes del Infierno. El Dictionnaire Infernal describe a Belcebú como una mosca demoníaca, conocida también como «El Señor de las moscas».
El nombre de Belcebú aparece en 2 Reyes 1:2-3; 6 y 16. Ba‘al Zəbûb suele ser interpretado como «señor de las moscas» o «señor de la gran morada/morada celestial». Originalmente era el nombre de un dios filisteo. Ba'al, que significaba «Señor» en ugarítico, era usado junto al nombre descriptivo de un dios específico. La Biblia Septuaginta tradujo el nombre como Baalzebub (Griego: βααλζεβούβ) y como Baal muian (Griego: βααλ μυιαν, «Baal de las moscas»).
Ba'al Zebub se utilizaba en hebreo como un juego de palabras con Ba'al Zebul, donde Zebul significaba «de la Gran Morada», y en boca del pueblo se confundió con Zebub, «mosca». Así, a modo de burla, esta deidad pagana pasó de tener el imponente nombre de «Señor de la Gran Morada» a «Señor de las Moscas». Además, se relacionaba a este dios filisteo con cultos relacionados con las moscas, en los que se daban festines con excrementos o se le ofrecía carne que se dejaba pudrir y era infestada por estos insectos.
En el Testamento de Salomón, Beelzebul (que no Beelzebub) aparece como un príncipe de los demonios y decía que era un líder celestial de los ángeles relacionado con la estrella Hespero (el planeta Venus como astro del atardecer). Al parecer, aquí Beelzebú se identifica simplemente como Lucifer. Belcebú afirmaba que pretendía causar destrucción a través de los tiranos, haciendo que los demonios sean adorados entre los hombres, incitando a los sacerdotes a la lujuria y provocando guerras, celos y asesinatos entre ciudades.
Este demonio también aparece en el Nuevo Testamento, siendo mencionado en Marcos 3:22, donde los escribas acusan a Jesús de expulsar demonios con el poder de Belcebú. Su nombre también aparece en la versión extendida de Mateo 12:24,27 y 10:25, y en Lucas 11:15 y 18-19.
Este demonio también aparece en el Nuevo Testamento, siendo mencionado en Marcos 3:22, donde los escribas acusan a Jesús de expulsar demonios con el poder de Belcebú. Su nombre también aparece en la versión extendida de Mateo 12:24,27 y 10:25, y en Lucas 11:15 y 18-19.
«Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios».En el ocultismo y la demonología cristiana este demonio pertenece a la jerarquía más alta del Infierno. Según Johann Weyer, Belcebú lideró una revuelta exitosa contra el Diablo, es el principal lugarteniente de Lucifer, el Emperador del Infierno y preside sobre la Orden de las moscas. De manera similar lo describe el exorcista Sébastien Michaëlis en su Historia Admirable, donde colocaba a Belcebú entre los tres ángeles caídos más prominentes, siendo los otros dos Lucifer y Leviatán, mientras que otros textos del siglo XVIII afirmaban que esta trinidad satánica estaba compuesta por Belcebú, Lucifer y Astaroth. John Milton colocó a Belcebú en la segunda jerarquía, siendo uno de los muchos querubines caídos en el poema épico El paraíso perdido.
Mateo 12:25-28
Sébastien Michaëlis también asoció a Belcebú con el pecado capital del orgullo, sin embargo, según Peter Binsfeld, era el demonio de la gula. Para el ocultista Francis Barrett, era el príncipe de los falsos dioses.
Ilustración de Collin de Plancy para su Dictionnaire Infernal |
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