En el folklore belga, Kludde o Kleure, es un espíritu malicioso o duende que vaga por las zonas rurales de Flandes.
Normalmente aparece con la forma de un monstruoso perro negro alado, que anda sobre sus patas traseras. También puede aparecer como un enorme y peludo gato negro, un caballo famélico, una rana, una serpiente, un murciélago o como un gran pájaro negro, como un cuervo. Esta criatura también puede adoptar formas más inusuales, tales como la de un árbol, un arbusto, o incluso un ser humano. Algunas veces se le nombra como un espíritu de agua o un duende, y otras veces como un demonio que se había escapado del infierno, un hombre lobo, o incluso una manifestación del diablo.
Según la tradición el kludde era un espíritu embaucador, aunque sus trucos iban desde simples travesuras hasta el asesinato. Este ser se esconde en el crepúsculo del amanecer y del anochecer para atacar a viajeros inocentes. El único sonido que delataría a este espíritu sería el sonido de una cadena que lleva atada a su tobillo izquierdo. También podría ser identificado por las llamas azules que flotan ante él, las cuales le sirven de ojos.
Cuanto más rápido camines, más rápido te seguirá, siendo imposible escapar de un Kludde. Cuando alcanza a su víctima, salta al cuello del transeúnte desprevenido y le obliga a cargar con él el resto de la noche. Cuando llega el día y el viajero llega a su destino, el Kludde desaparece.
En su forma de caballo, al igual que un Phooka o un Kelpie, se ofrece a los viajeros para que lo monten y, una vez sobre él, echaría a correr salvajemente, aterrorizando a su "víctima". Esto sería una simple broma, ya que pondría en libertad a sus incautos jinetes al tirarlos en un charco para reírse de sus desgracias, dejándolos humillados y enojados, aunque sanos y salvos.
Por lo general es más un bromista que un verdadera amenaza. Cuando se transforma en árbol lo hace para confundir a los viajeros que confiaron en ciertos puntos de referencia para no perderse, y como arbusto hace tropezar a la gente. Al tomar forma forma humana entra en las casas y derrocha la leña que tiene guardada para la chimenea. En otras ocasiones, se convertiría en un animal herido e indefenso, y engañaría a la gente para que lo carguen, momento en que se volvería más pesado hasta agotar a la víctima por el esfuerzo, o incluso aplastándola hasta la muerte. Cuando se transforma en pájaro vuela sobre las granjas y despierta a sus habitantes graznando: «¡Kludde, Kludde, Kludde!».
El Kludde es realmente peligroso cuando adopta la forma de un perro negro. Perseguiría y acecharía a los viajeros antes de saltar sobre sus espaldas y aplastarlos. A veces deja a sus víctimas vivir, quedándose satisfecho por el miedo que creó, dejando a los transeúntes en shock, pero ilesos. En otras ocasiones se ponía de pie sobre sus patas traseras, levantándose hasta que pudiera arrancarle la garganta de la víctima. Sólo la llegada del alba o el sonido de las campanas de una iglesia podrían espantar al Kludde y salvar a la víctima de una muerte espantosa.
En su forma de caballo, al igual que un Phooka o un Kelpie, se ofrece a los viajeros para que lo monten y, una vez sobre él, echaría a correr salvajemente, aterrorizando a su "víctima". Esto sería una simple broma, ya que pondría en libertad a sus incautos jinetes al tirarlos en un charco para reírse de sus desgracias, dejándolos humillados y enojados, aunque sanos y salvos.
Por lo general es más un bromista que un verdadera amenaza. Cuando se transforma en árbol lo hace para confundir a los viajeros que confiaron en ciertos puntos de referencia para no perderse, y como arbusto hace tropezar a la gente. Al tomar forma forma humana entra en las casas y derrocha la leña que tiene guardada para la chimenea. En otras ocasiones, se convertiría en un animal herido e indefenso, y engañaría a la gente para que lo carguen, momento en que se volvería más pesado hasta agotar a la víctima por el esfuerzo, o incluso aplastándola hasta la muerte. Cuando se transforma en pájaro vuela sobre las granjas y despierta a sus habitantes graznando: «¡Kludde, Kludde, Kludde!».
El Kludde es realmente peligroso cuando adopta la forma de un perro negro. Perseguiría y acecharía a los viajeros antes de saltar sobre sus espaldas y aplastarlos. A veces deja a sus víctimas vivir, quedándose satisfecho por el miedo que creó, dejando a los transeúntes en shock, pero ilesos. En otras ocasiones se ponía de pie sobre sus patas traseras, levantándose hasta que pudiera arrancarle la garganta de la víctima. Sólo la llegada del alba o el sonido de las campanas de una iglesia podrían espantar al Kludde y salvar a la víctima de una muerte espantosa.
Grace Owen |
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