El tatarimokke (japonés: 祟り蛙; niño maldito) es un yokai originado a partir del espíritu de un neonato fallecido. Cuenta Shigeru Mizuki en su Enciclopedia Yokai que cuando un infante fallece, su alma sale por su boca y vaga errante hasta que se aloja en el cuerpo de un búho. Por esto se dice que el ulular de los búhos es en realidad el llanto de estos bebés. Debido a esta creencia, las casas donde ha muerto un niño tratan con mucho cariño a estas aves nocturnas, sobretodo en la región de Tohoku, donde se da con más frecuencia este fenómeno.
Estos espíritus podían encantar algunos lugares, tal y como sigue narrando Mizuki. Según él, durante un viaje a la prefectura de Iwate, le contaron que desde antaño se aparecía en la ribera de un río una hitodama revoloteando. Al parecer, hace mucho tiempo vivió allí alguien cuyo bebé murió, ya fuera asesinado o por motivos naturales, y lo enterró sin hacerle un funeral, por lo que cuando se pasaba por ese camino, uno se tropezaba a menudo o sentía cosas extrañas. Tal y como se pensaba, tras realizar unas excavaciones por el lugar, se encontró el esqueleto de un bebé, cuya alma se había convertido en un tatarimokke.
Estos espíritus podían encantar algunos lugares, tal y como sigue narrando Mizuki. Según él, durante un viaje a la prefectura de Iwate, le contaron que desde antaño se aparecía en la ribera de un río una hitodama revoloteando. Al parecer, hace mucho tiempo vivió allí alguien cuyo bebé murió, ya fuera asesinado o por motivos naturales, y lo enterró sin hacerle un funeral, por lo que cuando se pasaba por ese camino, uno se tropezaba a menudo o sentía cosas extrañas. Tal y como se pensaba, tras realizar unas excavaciones por el lugar, se encontró el esqueleto de un bebé, cuya alma se había convertido en un tatarimokke.
Tatarimokke ilustrado por Shigeru Mizuki |
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