Goblin es el término con el que se designa de forma genérica a algunos seres feéricos malvados y maliciosos del folklore europeo. Por lo general presentan aspecto humano, aunque son pequeños, de aspecto grotesco y de gran fuerza, teniendo sus moradas en cuevas subterráneas. Suelen aparecer en cuentos y libros de fantasía como antagonistas, tal es el caso de los goblins u orcos en El hobbit, de J.R.R. Tolkien, o los que aparecen en La princesa y el goblin. Por lo general, el término suele ser traducido erróneamente en castellano por «trasgo», genios del folklore español que, aunque bromistas, no eran malvados.
Cuando se le añade el prefijo «hob» delante, el nombre hobgoblin pasa a referirse a duendes más amistosos y benéficos que se dedicaban a trabajar para los humanos realizando tareas domésticas. El mejor ejemplo de esta categoría de espíritus sería el brownie. A pesar de esto, algunos puritanos, como el predicador cristiano Bunyan, seguían considerando a todo tipo de duende, elfo o hada como un demonio. Katharine Mary Briggs dice en su Diccionario de las hadas que fuath es la palabra que se usa en las Tierras altas de Escocia para referirse a estos espíritus, de igual manera que se usa en Francia el término gobelin.
En Hadas, obra de Alan Lee y Brian Froud, leemos que son pequeños, de tez oscura y malignos, apareciendo a veces bajo el aspecto de animales, reflejando así su naturaleza bestial. Esto se ve reflejado en la obra Goblin Market («El mercado de los duendes»), de Christina Rossetti, donde los goblins tienen aspecto animalesco e intentan que las protagonistas sean malditas al probar la fruta del país de las hadas. Son los ladrones y villanos de las hadas, y se muestran especialmente activos en la víspera de Todos los Santos:
Cuando se le añade el prefijo «hob» delante, el nombre hobgoblin pasa a referirse a duendes más amistosos y benéficos que se dedicaban a trabajar para los humanos realizando tareas domésticas. El mejor ejemplo de esta categoría de espíritus sería el brownie. A pesar de esto, algunos puritanos, como el predicador cristiano Bunyan, seguían considerando a todo tipo de duende, elfo o hada como un demonio. Katharine Mary Briggs dice en su Diccionario de las hadas que fuath es la palabra que se usa en las Tierras altas de Escocia para referirse a estos espíritus, de igual manera que se usa en Francia el término gobelin.
En Hadas, obra de Alan Lee y Brian Froud, leemos que son pequeños, de tez oscura y malignos, apareciendo a veces bajo el aspecto de animales, reflejando así su naturaleza bestial. Esto se ve reflejado en la obra Goblin Market («El mercado de los duendes»), de Christina Rossetti, donde los goblins tienen aspecto animalesco e intentan que las protagonistas sean malditas al probar la fruta del país de las hadas. Son los ladrones y villanos de las hadas, y se muestran especialmente activos en la víspera de Todos los Santos:
In that thrice hallow'd Eve abroad, when ghosts, as cottage-maids believe, their pebbled beds permitted leave, and goblins haunt from fire or fen, or mine, or flood, the walks of men! |
Durante las vísperas tres veces sagradas de Todos los Santos, cuando los fantasmas salen de sus lechos de cantos rodados y los goblins surgen del cieno o la hoguera, del agua o la mina, a rondar los varios senderos del hombre. |
Versos de Oda al miedo, de William Collins Traducción de la versión en español de Hadas, de Alan Lee y Brian Froud |
Ilustración del poema Goblin Martket, de Hilda Koe |
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