Los trows son unas criaturas mágicas de las islas Orcadas y Shetland equivalentes a los trolls escandinavos. En este contexto, el término «troll» englobaría y se referiría a todo el pueblo oculto de los seres feéricos, tal y como lo harían las palabras «hada» o «elfo». Físicamente eran similares a personas de pequeño tamaño y piel cenicienta. Son aficionados a la música y el baile y es frecuente encontrarlos efectuando una estrambótica danza conocida como Henking, en el que bailan cojeando o con una sola pierna. Oírlos es un presagio de buena suerte, pero verlos trae desgracias y mala fortuna. Cuando se sienten observados, caminan hacia atrás para estar siempre de frente ante la persona que los esté espiando. Los trows son de hábitos nocturnos ya que, aunque el sol no les mata, la luz del día les impide regresar a su mundo subterraneo, normalmente ubicado bajo colinas. Al igual que otros seres feéricos, se dedicaban a secuestrar jóvenes o bebés. Un trow llamado Broonie iba de granja en granja ayudando a quien lo necesitara con sus tareas, tal y como hacen los brownies, y al igual que estos, Broonie dejó malhumorado su trabajo cuando le regalaron unas prendas de vestir.
En el Diccionario de las hadas de Katherine Briggs se dice que la información más interesante sobre estos seres procede de la obra de Jessie M. E. Saxby: Shetland Traditional lore. Cuenta que entre las tradicionales gentes de Shetland era tabú hablar sobre los trows y la vida privada de hadas y elfos, pero como Jessie fue la novena hija de un noveno hijo, se le consideró afín al mundo mágico y se le permitió conocer las historias de Shetland. Por ejemplo, un viejo fabricante de botes le contó historias sobre los Kunal-Trows o Rey-Trow.
Los Kunal-Trows son muy similares a los humanos, pero su naturaleza era morbosa y hosca. Vagabundeaban por lugares solitarios tras la puesta de sol y se les veía sollozar y agitar los brazos. Los trows ordinarios podían ser tanto hombres como mujeres, pero los Kunal-Trows carecían de hembras y tenían que secuestrar humanas para casarse con ellas. Cuando daban a luz, las mujeres morían, pero por suerte, los Kunal-trows no se casaban más de una vez, así se evitaba que proliferaran descendientes que heredasen el horrendo caracter de los padres. Otra particularidad de estos trows es que no podían morir hasta que sus hijos crecieran. Si un Kunal-trow decidía no casarse ni tener hijos para volverse inmortal, era desterrado de su reino y obligado a vagar por el mundo superior hasta que regresara con una esposa mortal.
Se cuenta que un Rey-Trow aceptó las consecuencias de este destierro y se instaló en un broch en ruinas, convirtiéndose así en el terror de las islas durante siglos. Sólo se alimentaba de tierra que moldeaba para darle el aspecto de peces, pájaros, bebés, etc., y dicen que estas figuras tenían el olor y sabor de aquello que representaban. Una bruja que deseaba conocer los secretos del pueblo de los trows se presentó ante este proscrito y le propuso matrimonio, asegurándole que con sus conocimientos mágicos evitaría la muerte de la que tanto huía. Por lo que parece, la promesa de la bruja resultó e incluso evitó su propia muerte al dar a luz, pues se dice que tuvieron varios hijos: los Ganfer, seres astrales que están a la espera de poseer a los humanos, y los Finis, espíritus que se aparecen antes de la muerte de una persona. Según se cuenta, la bruja hizo una escapada secreta para visitar a su madre y le contó todo lo que había aprendido para proteger a las jóvenes muchachas de ser raptadas al mundo subterráneo de estos seres.
En el Diccionario de las hadas de Katherine Briggs se dice que la información más interesante sobre estos seres procede de la obra de Jessie M. E. Saxby: Shetland Traditional lore. Cuenta que entre las tradicionales gentes de Shetland era tabú hablar sobre los trows y la vida privada de hadas y elfos, pero como Jessie fue la novena hija de un noveno hijo, se le consideró afín al mundo mágico y se le permitió conocer las historias de Shetland. Por ejemplo, un viejo fabricante de botes le contó historias sobre los Kunal-Trows o Rey-Trow.
Los Kunal-Trows son muy similares a los humanos, pero su naturaleza era morbosa y hosca. Vagabundeaban por lugares solitarios tras la puesta de sol y se les veía sollozar y agitar los brazos. Los trows ordinarios podían ser tanto hombres como mujeres, pero los Kunal-Trows carecían de hembras y tenían que secuestrar humanas para casarse con ellas. Cuando daban a luz, las mujeres morían, pero por suerte, los Kunal-trows no se casaban más de una vez, así se evitaba que proliferaran descendientes que heredasen el horrendo caracter de los padres. Otra particularidad de estos trows es que no podían morir hasta que sus hijos crecieran. Si un Kunal-trow decidía no casarse ni tener hijos para volverse inmortal, era desterrado de su reino y obligado a vagar por el mundo superior hasta que regresara con una esposa mortal.
Se cuenta que un Rey-Trow aceptó las consecuencias de este destierro y se instaló en un broch en ruinas, convirtiéndose así en el terror de las islas durante siglos. Sólo se alimentaba de tierra que moldeaba para darle el aspecto de peces, pájaros, bebés, etc., y dicen que estas figuras tenían el olor y sabor de aquello que representaban. Una bruja que deseaba conocer los secretos del pueblo de los trows se presentó ante este proscrito y le propuso matrimonio, asegurándole que con sus conocimientos mágicos evitaría la muerte de la que tanto huía. Por lo que parece, la promesa de la bruja resultó e incluso evitó su propia muerte al dar a luz, pues se dice que tuvieron varios hijos: los Ganfer, seres astrales que están a la espera de poseer a los humanos, y los Finis, espíritus que se aparecen antes de la muerte de una persona. Según se cuenta, la bruja hizo una escapada secreta para visitar a su madre y le contó todo lo que había aprendido para proteger a las jóvenes muchachas de ser raptadas al mundo subterráneo de estos seres.
Ilustración de Hadas, obra de Alan Lee y Brian Froud |
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