Perros espectrales

A lo largo de todo Reino Unido se cuentan historias sobre perros fantasmales que presagian alguna muerte con su aparición. Por los general son negros, grandes como un becerro, de pelo largo y lanudo y, sobretodo, de grandes ojos rojos y brillantes. Otra particularidad que tienen es que pueden ser invisibles, haciendose notar tan solo por su rugido, sus pisadas o un arrastrar de cadenas. También serían intangibles, ya que aquellos que les han arrojado objetos o han intentado tocarlos los han atravesado como si fueran aire.

La creencia popular los tiene por fantasmas que han vuelto bajo esta forma, como ocurre con el perro negro de Newgate, al que se le considera el espíritu de un hechicero que fue asesinado y devorado por los reclusos de la prisión de Newgate cuando una hambruna asolaba la zona. Tras su muerte, se apareció como un gran perro negro que, uno por uno, fue acabando con aquellos que le dieron muerte. De igual modo, se considera que los yeth hounds son las almas de niños que murieron sin recibir el bautizo.

Por todas las islas británicas se han dado apariciones de estos perros negros, pero los siguientes son los más destacados y conocidos:

Índice


El fantasma de Tregeagle perseguido por los perros infernales
Imagen de la base de datos Mary Evans Picture Library
Ilustración de El sabueso de los Baskerville
de Arthur Conan Doyle realizada por Sidney Paget

El gwyllgi de Gales

El gwyllgi, cuyo nombre en galés significa «perro de la oscuridad», es un espíritu que toma el aspecto de un gran mastín negro de ojos rojos y brillantes. Su tétrico aliento quema y marchita las plantas a su alrededor, además de que su presencia aterroriza tanto al que lo ve u oye que acaba catatónico por el terror. En British goblins: Welsh folklore, fairy mythology, legends and traditions, de Wirt Sikes, se dice que el camino que va desde Mousiad a Losworney-Crossways estaba embrujado por este ente. Siguiendo esta leyenda, el Sr. Jenkin, un granjero que vivía cerca de allí, regrasaba una noche del mercado sobre su yegua cuando de repente el animal se asustó y se desbocó. Cuando Anthony, el criado de la granja, vio que regresaba la yegua totalmente aterrada sin su dueño, supuso que se habían topado con el gwyllgi que merodeaba por la zona. Él y el resto de sirvientes de la granja al fin lo encontraron en shock tirado sobre el barro por haber visto a este espíritu. El propio Anthony también se encontró cara a cara con el gwyllgi en sus años de juventud. Cuando lo tuvo ante sí, le arrojó su sombrero y vio pasmado cómo atravesaba al animal antes de desaparecer.

Las suaves pisadas del gytrash y el padfoot

Un espíritu conocido como gytrash, guytrash, skriker o simplemente trash, recorría los condados de Yorkshire y Lancashire en el norte de Inglaterra. Su aparición era considerada un presagio de muerte, aunque por lo general era invisible y sólo se oía el sonido de sus patas al caminar o sus temibles aullidos desde los bosques. A parte de como perro negro, también podía manifestarse con el aspecto de una vaca o un caballo.

Por el suave sonido de su andar podría tratarse de la misma criatura que el Padfoot que rondaba en las cercanías de Leeds. Este espíritu solía ser invisible y se le podía oír cómo caminaba detrás de los viajeros emitiendo gruñidos horribles que ningún animal podría hacer y arrastrando a veces una cadena. En Folk-Lore of the Northern Counties aparece el testigo de una mujer llamada Old Sally Dransfield que afirmó haberlo visto ante ella rodando como un fardo de lana y desapareciendo repentinamente entre unos setos. En Horbury un hombre lo vio bajo la forma de un perro blanco e intentó golpearlo con su bastón, pero lo atravesó como si fuera aire. Ante esto, el perro le dirigió una mirada tan terrible con sus enormes ojos que mató al hombre de un ataque de miedo tras pasar días encerrado en su casa.

Lebreles de Gabriel en Quién es quién en el mundo mágico - Yvonne Gilbert

Mauthe Doog: el perro negro de la Isla de Man

El Moddey Dhoo (manés: perro negro), o Mauthe Doog, es el perro negro más famoso de la isla de Man. En el siglo XVII, cuando el castillo de Peel estaba habitado, solía entrar un perro enorme, del tamaño de un ternero, peludo y de ojos como brasas encendidas, en la sala de guardia. Nadie sabía a quién pertenecía ni de dónde venía, pero tenía un aspecto tan extraño que nadie se atrevía a dirigirse al animal. Los soldados incluso marchaban de dos en dos por temor a encontrárselo solos cuando iban a dejar las llaves del castillo en la habitación del gobernador a última hora de la noche. Al final, uno de los soldados se emborrachó tanto que le perdió el miedo al animal y se rió de sus compañeros por ser unos cobardes, llamó al perro y le instigó a que le siguiera mientras corría por los pasillos. El perro se levantó y lo siguió, tras lo cual se oyó un horrible grito. Los soldados encontraron al borracho totalmente pálido y estremecido, mientras que del animal ya no había rastro. A los tres días, el hombre murió y nunca más se volvió a ver al Moddey dhoo en el castillo.

Años más tarde, Walter Gill recogió lo dicho por dos testigos que se encontraron con el moddey dhoo. El primero fue en 1927 cerca de Ramsey, cuando un amigo del propio Walter Gill se topó con este enorme perro negro de gran pelambrera y ojos encendidos. El hombre temía proseguir con su camino y ambos se quedaron durante largo rato mirándose mutuamente hasta que el perro se apartó y le permitió continuar. Después del encuentro, el padre de este hombre murió, por lo que el mauthe doog se habría aparecido para avisar de una muerte. El otro encuentro se dio en 1931 en el mismo lugar que el anterior avistamiento. El protagonista de esta historia era un doctor que iba a visitar a uno de sus pacientes; durante el camino se encontró con este espectro grande como un ternero. Pasadas dos horas, a su vuelta, el animal seguía ahí contemplándolo, aunque por suerte su aparición no anunció ninguna muerte.

El perro de un ojo: el black shuck

El black shuck, también llamado old shuck, old shock o black shock, es el perro negro que deambula por la Anglia oriental de Inglaterra. William A. Dutt lo describe en su obra Highways and byways in East Anglia, donde menciona que aparece durante las noches tormentosas porque le encanta el estruendo de las olas y aullar con los vendavales. Merodea por callejuelas oscuras y senderos silvestres ya olvidados sin hacer ningún ruido al caminar. Lo característico de este perro es que sólo tiene un ojo en el centro de su frente, como los cíclopes, pero aquel que llegue a mirarlo tendrá por seguro que morirá antes de que acabe el año. La única manera de salvarse de este mal presagio era cerrando los ojos en cuanto mismo lo oyeras aullar o simplemente sintieras su presencia cerca.

El black shuck en una de las páginas de Usborne Book of Ghosts (1977)

Capelthwaite el bogie

En el condado inglés de Westmorland, en el distrito de Milnthorpe, solía vagar un bogie llamado Capelthwaite. Podía aparecer bajo la forma que quisiera, pero en general prefería ser un perro negro, grande como un ternero, de ardientes ojos. Estaba en buenas relaciones con los campesinos del lugar y juntaba para ellos las ovejas y las vacas. Pese a su caracter amable con los vecinos, tenía un solo defecto, y es que no le gustaban los extraños. Era tan rencoroso y malvado con ellos que, al final, el vicario tuvo que arrojarlo ceremoniosamente al río Bela. Desde aquel día nadie más volvió a oír hablar de él.

Cazadores de pecados: los perros de Gabriel y del Diablo

Cuando las aves migratorias formaban bandadas y recorrían los cielos, provocaban grandes estruendos con sus graznidos y aleteos que recordaban a los aullidos y ladridos de una manada de perros. Antiguamente, la gente asoció estos ladridos venidos del cielo a unos perros de cabeza humana que se dedicaban a cazar las almas de los pecadores no arrepentidos. Eran conocidos en Lancashire como los lebreles, sabuesos o perros de Gabriel (inglés: Gabriel ratchets o Gabriel hounds) y, si permanecían inmóviles en el aire sobre una casa, era augurio de muerte. En Gales también existe la leyenda de jauría de perros que desciende del cielo para dar caza a los malvados, eran los cwn Annwn, los perros del inframundo celta.

En Cornualles, por su parte, la temible manada de perros que acechan de noche por los caminos está guiada por el mismísimo diablo. Son los llamados perros Dandy del Diablo (inglés: Devil's dandy dogs) y Katharine Briggs recogió en su Diccionario de las hadas el encuentro que sufrió un pastor con esta comitiva. Ya caída la noche, este pastor se disponía a regresar a casa atravesando un páramo desolado cuando comenzó a oír los ladridos de una jauría de perros y un cuerno de caza. Se estaban acercando muy rápidamente a él cuando giró la vista y distinguió la silueta de unos feroces perros negros de ojos rojos con cuernos y un jinete que soltaba fuego por la boca. Sabiendo que no podía escapar de ellos y que iba a morir, cayó de rodillas y comenzó a rezar. Cuando estaban a punto de alcanzarlo, el diablo lanzó un silbido y dijo: Bo shrove (córnico: «Está rezando»), ante lo cual la jauría retrocedió gimiendo y volvieron con su dueño para buscar otras almas que fueran menos cristianas. Su leyenda es bastante similar a la de la cacería salvaje.

Yell hounds: los perros sin cabeza

Nacidos de las almas de niños sin bautizar, los yell hounds, yeth hounds o wish hounds, recorren los páramos de Dartmoor y los valles de Dewerstone, en Devon, como perros fantasmales sin cabeza. También aparecen en Cornualles como una jauría que se dedica a atormentar al fantasma de Jan Tregeagle, un malvado que hizo un pacto con el Diablo y para librarse del infierno está condenado a realizar la tarea repetitiva de limpiar la arena de Porthcurnow Cove hasta el día del Juicio Final. Cada vez que intenta tomar un descanso, el Diablo manda a su jauría de perros para perseguirlo.

Barguest el cambiaformas

El barguest, barghest o bahrgeist es otro de los espíritus que puede adoptar diversas formas pero suele preferir la de un gran perro negro. En Notes on the folklore of the northern counties of England and the borders, de William Henderson, se cuenta que un barguest acechaba por las noches en Glassensikes, cerca de Darlington, apareciéndose como un hombre decapitado que desaparecía en llamas, una mujer sin cabeza, un gato blanco, un conejo o un perro negro. Cuando alguien de importancia iba a morir, aparecía esta criatura como un gran perro de ojos llameantes seguido de todos los perros del lugar que no cesaban de aullar y ladrar, algo similar a cuando salía del mar el urco gallego. Si alguien se cruzaba en su camino, fuera animal o persona, le propinaba un zarpazo y la herida que le causaba no se curaba nunca.

Katherine Briggs recogió el relato de un borracho en su Diccionario de las hadas, donde el hombre, cuando regresaba a casa de noche, notaba cómo una presencia invisible le rozaba y hacía sonar unas cadenas. Al parecer, los barguest no son capaces de cruzar agua que fluye, porque este borracho intentó deshacerse de él al cruzar un puente. Esto no dio resultado porque el espíritu debió rodear el manantial del que nacía el río y volvió a perseguir al hombre hasta su casa, donde lo esperaba tumbado delante de su puerta. Según su descripción, era parecido a una oveja, pero más grande y lanudo, y cuando intentó espantarlo con un bastón, le dirigió una mirada terrible con unos ojos grandes como platos. Al final se marchó cuando oyó que la mujer del hombre iba a abrir la puerta.

Concept-art del perro infernal de Annabelle vuelve a casa - Luca Nemolato

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