Los pótamos (griego: Ποταμος-οι; Ríos) eran los dioses fluviales de la mitología griega, hijos de los titanes Ocáno y Tetis, hermanos de las ninfas oceánides y padres de las náyades. Según la Teogonía de Hesíodo había tres mil de estos dioses y eran representados en el arte como toros con cabeza humana astada, como humanos con cuernos y cola de pez o como hombres reclinados sobre un cántaro del que brotan las aguas de su río.
Entre los dioses fluviales más famosos podríamos destacar a Aqueloo, padre de las sirenas, considerado el príncipe de todos los ríos según Homero. Aqueloo luchó contra Heracles bajo la forma de un toro por la mano de la princesa Deyanira, pero cayó derrotado y en su contienda perdió uno de sus cuernos. Unas versiones del mito dicen que las ninfas llenaron este cuerno de flores y frutas, convirtiéndose así en la cornucopia, mientras que otras cuentan que Aqueloo recuperó su cuerno entregando a cambio la cornucopia que poseía la ninfa Amaltea, un cuerno con la mágica habilidad de producir tanta comida y bebida como se desease.
También destacan Alfeo, río que se adentra bajo tierra para unir sus aguas con las de Aretusa, ninfa que fue transformada en fuente para huir de él; Ínaco, padre de Io, amante de Zeus que fue transformada en vaca para evitar la furia de Hera; Asopo, que recibió un rayo de Zeus cuando le perseguía en busca de su hija Egina; Cefiso, padre del malogrado Narciso; Peneo, que transformó a su hija Dafne en laurel para salvarla del amor de Apolo; y Escamandro, que se enfrentó a Hefesto durante la guerra de Troya y arrastró a Aquiles en sus aguas en una disputa. Además podemos mencionar a los ríos que surcan el inframundo: Aqueronte, cuyas aguas surcaba Caronte llevando las almas de los difuntos en su barca; Cócito, afluente del Aqueronte junto al Flegetonte o Piriflegetonte, ardiente río de fuego; sus hermanas, las oceánides Estigia y Lete, completan el conjunto de aguas que fluyen en el Hades.
Entre los dioses fluviales más famosos podríamos destacar a Aqueloo, padre de las sirenas, considerado el príncipe de todos los ríos según Homero. Aqueloo luchó contra Heracles bajo la forma de un toro por la mano de la princesa Deyanira, pero cayó derrotado y en su contienda perdió uno de sus cuernos. Unas versiones del mito dicen que las ninfas llenaron este cuerno de flores y frutas, convirtiéndose así en la cornucopia, mientras que otras cuentan que Aqueloo recuperó su cuerno entregando a cambio la cornucopia que poseía la ninfa Amaltea, un cuerno con la mágica habilidad de producir tanta comida y bebida como se desease.
También destacan Alfeo, río que se adentra bajo tierra para unir sus aguas con las de Aretusa, ninfa que fue transformada en fuente para huir de él; Ínaco, padre de Io, amante de Zeus que fue transformada en vaca para evitar la furia de Hera; Asopo, que recibió un rayo de Zeus cuando le perseguía en busca de su hija Egina; Cefiso, padre del malogrado Narciso; Peneo, que transformó a su hija Dafne en laurel para salvarla del amor de Apolo; y Escamandro, que se enfrentó a Hefesto durante la guerra de Troya y arrastró a Aquiles en sus aguas en una disputa. Además podemos mencionar a los ríos que surcan el inframundo: Aqueronte, cuyas aguas surcaba Caronte llevando las almas de los difuntos en su barca; Cócito, afluente del Aqueronte junto al Flegetonte o Piriflegetonte, ardiente río de fuego; sus hermanas, las oceánides Estigia y Lete, completan el conjunto de aguas que fluyen en el Hades.
Dioses fluviales consolando a Peneo por la pérdida de su hija Dafne - Baldassare Peruzzi |
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