Los Taka nyūdō (japonés: 高入道; sacerdote alto) son una clase de ōnyūdō, es decir, unos yokai con el aspecto de monjes de tamaño sobrenatural. En Shikoku se les conoce como taka bōzu (japonés: 高坊主; monje alto), donde aparecen de noche en las encrucijadas como un monje tan alto que casi roza al cielo.
Cuanto más se alza la vista para mirarles, más crecen, pero si dominamos nuestro miedo y les miramos de la cabeza a los pies, los taka bōzu irán menguando de tamaño. Incluso se puede derrotar a un taka nyūdō si se tiene la sangre fría de sacar una regla o cinta métrica e intentar medir la estatura del espíritu; esto lo descolocaría y se desvanecerá por sí solo. Por esta manera de comportarse, se les podría catalogar en la misma familia que a los mikoshi nyūdō y nobiagari.
Muchos de estos espectros en realidad son otros yokai, como los tanuki, kawauso o kitsune, que se han transformado para asustar a los humanos. Por ejemplo, en la historia Awa no tanuki no hanashi (japonés: 阿波の狸の話; «La historia del tanuki de Awa») se cuenta que, en la aldea pesquera de Okinosu, un tanuki llamado Ingen solía disfrazarse por la noche de un gran monje para desafiar a la gente a un combate de sumo. Si el tanuki ganaba, se levantaba tormenta y escaseaban los peces, pero si ganaban los pescadores, misteriosamente la pesca era abundante.
A veces se da el caso de que no se conoce la verdadera identidad de un Taka nyūdō, tal y como ocurrió en una historia de finales de la Era Tenmei en la que se cuenta que, en Kioto, al norte del barrio Gokomachi dōri Gojō, solía aparecerse uno de estos espíritus. Una noche, un hombre llamado Zeniya Kyubei que vivía en dicho barrio pasaba el tiempo mirando plácidamente a la luna, pero de pronto todo el cielo se oscureció y apareció de la nada ante él un terrible monje espectral de unos tres metros de alto. Presa del pánico, Zeniya comenzó a lanzarle trozos de madera y cualquier cosa que tuviera a mano hasta que logró espantarlo.
Cuanto más se alza la vista para mirarles, más crecen, pero si dominamos nuestro miedo y les miramos de la cabeza a los pies, los taka bōzu irán menguando de tamaño. Incluso se puede derrotar a un taka nyūdō si se tiene la sangre fría de sacar una regla o cinta métrica e intentar medir la estatura del espíritu; esto lo descolocaría y se desvanecerá por sí solo. Por esta manera de comportarse, se les podría catalogar en la misma familia que a los mikoshi nyūdō y nobiagari.
Muchos de estos espectros en realidad son otros yokai, como los tanuki, kawauso o kitsune, que se han transformado para asustar a los humanos. Por ejemplo, en la historia Awa no tanuki no hanashi (japonés: 阿波の狸の話; «La historia del tanuki de Awa») se cuenta que, en la aldea pesquera de Okinosu, un tanuki llamado Ingen solía disfrazarse por la noche de un gran monje para desafiar a la gente a un combate de sumo. Si el tanuki ganaba, se levantaba tormenta y escaseaban los peces, pero si ganaban los pescadores, misteriosamente la pesca era abundante.
A veces se da el caso de que no se conoce la verdadera identidad de un Taka nyūdō, tal y como ocurrió en una historia de finales de la Era Tenmei en la que se cuenta que, en Kioto, al norte del barrio Gokomachi dōri Gojō, solía aparecerse uno de estos espíritus. Una noche, un hombre llamado Zeniya Kyubei que vivía en dicho barrio pasaba el tiempo mirando plácidamente a la luna, pero de pronto todo el cielo se oscureció y apareció de la nada ante él un terrible monje espectral de unos tres metros de alto. Presa del pánico, Zeniya comenzó a lanzarle trozos de madera y cualquier cosa que tuviera a mano hasta que logró espantarlo.
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Ilustración de Shigeru Mizuki |
Fuentes
Meyer, Matthew: El desfile nocturno de los cien demonios. Quaterni, Madrid, 2019.Misarin.net: Taka nyudo, Taka bozu.
Mizuki, Shigeru: Enciclopedia Yokai Vol. 2. Satori, Gijón, 2018.
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