El Trauco

El Trauco, Chauco, Thrauco o Huelle es una criatura con características de íncubo presente en la mitología chilota y, dentro de esta mitología, uno de sus personajes más conocidos.

El Trauco es un ser con el aspecto de un hombre de facciones desagradables como un Ogro, de baja estatura, no midiendo más de 90 cm, y sus piernas tienen sólo muñones (termina en los tobillos), por lo que no tiene pies.

El Trauco se pasea por los bosques de Chiloé, llevando un bastón retorcido llamado pahueldún y una pequeña y mágica hacha de piedra, con la cual se dice que es capaz de cortar cualquier árbol con tan solo tres golpes. Su vestimenta es un sombrero cónico que al igual que el resto de su ropa está hecho de quilineja, una planta trepadora.

Los habitantes de Chiloé cuentan en sus leyendas que esta criatura se caracteriza por poseer una fuerza descomunal y de poder hacer daño a distancia, siendo capaz de deformar la cara o quebrar los huesos de un hombre con sólo mirarlo. El Trauco se conoce por seducir a las mujeres lanzándoles su aliento que aunque el sea feo las enamoraba dejándolas embarazadas.

Su origen es incierto, aunque se dice que sería un hijo bastardo de la serpiente mítica Caicai, nacido de la unión de la rabia que sintió esta serpiente hacia los seres humanos, y de la ingratitud que muchos hombres tienen hacia el mar, por todo lo que nos ofrece. El Trauco vive junto a su esposa llamada la Fiura quien también es su hija, la cual nació de una relación que tuvo el Trauco con la Condená. Con la Fiura tendría varios hijos, que tienen las mismas características del trauco si son machos, y de la fiura si son hembras, los cuales conservan los mismos nombres de sus padres.

Esta criatura viviría junto a su mujer, la Fiura, en los troncos huecos de los árboles o en pequeñas cavernas y sólo se alimenta de naranjitas, los frutos de la planta quilineja.

El Trauco igualmente cuando está interesado en una mujer, pero no puede tomarla, ya que como precaución las mujeres nunca salen solas al bosque, actuaría primeramente comunicando su presencia a la muchacha, al depositar sus excrementos amarillos frente a la puerta de su casa. Posteriormente le anunciaría a la joven su visita a la casa de ella, enviándole sueños libidinosos en los que se transformaría en un joven apuesto para así convencerla mágicamente. Si la familia de la muchacha se da cuenta de estos hechos, deben tomar precauciones, ya que el Trauco podría entrar furtivamente a la casa transformado en un manojo de quilineja junto al resto de las ramas, carbón o leña usada en la casa; de esta forma esperaría la noche para tomar a su víctima.

El Trauco no actuaría frente a testigos, y por ello está siempre alerta. Pero si alguien molesta al Trauco, y no es una mujer es capaz de matarlo mediante el uso de su mirada, o quebrándole los huesos mediante su mágico aliento del cual se dice que puede torcerle la boca, dejar jorobado, atontado, mudo, y condenado a morir en poco tiempo a su víctima.

En algunas zonas de Chiloé, es costumbre de las madres, cuando sospechan de la presencia de este ser maligno, dejar sobre la mesa al acostarse un puñado de arena seca. Como el perverso personaje se siente atraído a contar los granos de arena, se olvida de las muchachas; y con las primeras luces del alba desaparece por temor a ser sorprendido por muchas personas. Otra forma de alejar al Trauco sería colocar excrementos en el cuerpo de la mujer, ya que el Trauco es muy limpio en relación a todo lo que toca, así que cuando ve cosas sucias se aleja y ya no codicia a su enamorada. También puede ser alejado mediante la quema de sus excrementos, pero hay que tener cuidado ya que sus excrementos si se pisan o tocan ocasionarían al poco tiempo la muerte de las personas. El hombre si es sorprendido por el Trauco, y si tiene suerte y una pequeña posibilidad de actuar, debe dar golpes o azotes al Pahueldún del Trauco, ya que esto afectaría intensamente a este ser. Así, el hombre puede tener una oportunidad de escapar, y si el hombre consigue atraparlo siendo este uno de los hijos del Trauco original, puede tener la posibilidad de atrapar a este Trauco y colgarlo sobre un fogón, donde se convierte en un palo que destila cierto aceite mágico y de esta forma lograr matarlo. Este aceite sería un remedio de excelentes resultados que debe ser frotado en las víctimas de los maleficios del Trauco.

Producto de la conducta que el Trauco presentaría, en la sociedad de Chiloé cuando una joven quedaba embarazada y no se sabía quién era el padre de la criatura, se cubría la deshonra de sus hijas atribuyendo este acto al Trauco, en este contexto, se aduce que la población chilota masculina se apodera de este mito, utilizándolo no sólo como explicación a aquellos "nacimientos milagrosos", sino como advertencia a las jóvenes a que por temor conservaran su virginidad, situación por cierto no exigida hacia los varones.
El embarazo y el nacimiento del hijo, al ser atribuido al Trauco, no sería un hecho que afectaría socialmente a la madre ni al niño, ya que de esta forma se haría creer que ambos estarían relacionados con la magia de un ser mágico, y por ello protegidos.

La Condená

La Condená es una apócope de la palabra condenada, que en la mitología chilota esta representada en una criatura maligna con el mismo nombre.

La Condená se describe como una mujer de mediana edad de alrededor de cuarenta a cincuenta años que durante su juventud fue muy hermosa, pero por causa de su mala vida esta condenada a llevar una forma humana que representa una mezcla grotesca de lo insinuante y bello, junto a lo grotesco y malo, que el ser humano obtiene al llevar una vida licenciosa y disipada.

Los habitantes de Chiloé cuentan en sus leyendas que la Condená es consecuencia de los placeres desenfrenados y los vicios, que traen consigo la degradación moral encarnados en una mujer de vida licenciosa y disipada. De esta mujer, cuyo nombre el pueblo chilote olvidó con el paso del tiempo, se dice que en su juventud producto de su belleza y la comodidad económica que su famila le brindaba sólo se dedicó a llevar una vida desenfrenada y llena de vicios. Producto de estas perversiones y excesos de toda índole atrajo el espíritu del mal, que al verla logró despertar esos vicios como un ser maligno reflejado y encarnado en el cuerpo de esta mujer, transformándose de esta forma en la criatura horripilante que representa este tipo de vida. Como los habitantes de las islas conocían las razones que la llevaron a este cambio en su apariencia, y como ella no tuvo ningún arrepentimiento de sus actos se le condenó a vagar por todos los caminos, arrastrando consigo las culpas de haber tenido una existencia lujuriosa. 

Como el mal atrae más mal, y además como la Condená deseaba propagar sus vicios, logró atraer la atención del Trauco para tener relaciones con él. De esta forma, la Condená logró que germinara en ella la semilla de la perversión de sus actos y se le conozca más como madre de la Fiura.

La Fiura

La Fiura en una criatura maligna perteneciente a la mitología chilota. El término se utiliza para describir a alguien feo o muy díscolo.

Tiene el aspecto de una mujer repugnante, de grandes mamas y de diminuta estatura (40/50 cm) y de larga cabellera negra. Su rostro presenta unas facciones horribles, con unos ojos chispeantes, que están casi ocultos tras su descomunal nariz. Sus miembros son delgados y engarfiados, y tiene la capacidad de alargarlos y girarlos en todas direcciones moviendo nerviosamente los deformes dedos de sus enormes manos. Usa ropajes de color rojo, y acostumbra adoptar posturas extrañas y muecas horrendas con su rostro.

Los habitantes de Chiloé cuentan en sus leyendas que la Fiura es la única hija y la semilla de la perversión de los actos de La Condená; su padre sería el Trauco, con quién igualmente está casada, para así poder seguir diseminando la maldad que proviene de los actos de su madre. De esta forma logra tener hijos con su padre los cuales tienen las mismas características del Trauco si son machos, y de ella si son hembras. Por ello conservan los mismos nombres de estos dos seres.

Debido a su origen, aventaja en malignidad y ferocidad a su padre-marido; por lo cual se deleita en prodigar males a las personas de Chiloé. Se dice que vaga en los bosques y se escabulle entre los matorrales, en busca del fruto de las espinosas chauras, que come con glotonería. Las personas pueden saber que la Fiura ha pasado por un lugar, al observar las deposiciones que deja sobre las raíces salientes de los grandes árboles. Igualmente se dice que teniendo un gran cuidado, se puede observar cuando se peina cuidadosamente con un peine de cristal o plata muy pulido que brilla con los rayos del sol, mientras se baña en pequeñas cascadas. Después del baño, se sienta sobre el musgo, y permanece desnuda durante horas o se dirige a danzar sobre las tembladeras. Se caracteriza por poseer una fuerza sobrehumana y por la capacidad de hacer uso de la fetidez de su aliento para torcer o quebrarles los miembros a los animales o las personas que la observan, siendo tal su poder, que puede surtir sus efectos a distancia. Igualmente se caracteriza por sentirse atraída por los animales y hombres viriles; debido a su gran fuerza y destreza, es imposible librarse de ella. Para atraerlos hace uso de su gran poder de seducción maligno heredado de los vicios de su madre; y así el hombre o animal se sentirá atraído hacia la Fiura, y le pedirá tener relaciones sexuales; y por eso las expresiones populares dicen que “lo tentó la condená”. La única condición que le pediría al hechizado enamorado sería que no le vea el rostro, si llega a observarla, ella utiliza su maligno aliento para castigarlo. Una vez saciado su apetito sexual, provoca una locura al desdichado. Algunas versiones indican que también se dedica a raptar a los niños para criarlos como propios y así corromperlos.

Los males y deformaciones causadas por la Fiura, serían prácticamente incurables y solo unos pocos casos puede conseguir alivio mediante un tratamiento y ritual especial que pueden realizar únicamente las machis. Para contrarrestar los males provocados por la Fiura se dice que se debe tomar raspaduras provenientes de la "Piedra de Ara" (piedra de mármol del altar de una iglesia).

Contra las deformaciones, la cura consistiría en cortar una rama de la pahueldún (enredadera) al comienzo del amanecer; y una vez llevada junto al enfermo, la rama debe ser azotada hasta que brote la savia, la cual debe beber el enfermo. Posteriormente la rama azotada debe ser arrastrada hasta la playa, y luego lanzada al mar. Según los chilotes son varias las fiuras hijas y solamente un brujo chilote o calcu poderoso puede actuar contra ellas, ya que los hombres normales no se le pueden acercar.

Sleipner

En la mitología nórdica, Sleipnir (nórdico antiguo: Resbaladizo o Deslizador) es un caballo de ocho patas. Aparece tanto en la Edda Poética como en la Edda Prosaica, escrita en el siglo XIII por Snorri Sturluson. Según estas fuentes, Sleipner es la montura de Odín e hijo de Loki y del caballo Svaðilfari. También es mencionado en un acertijo de la saga Hervarar, en la saga Völsunga, como ancestro del caballo Grani, y en el primer libro de la Gesta Danorum. Es descrito como el mejor de todos los corceles y ha llegado a cabalgar hasta Hel, el reino de la muerte. En la Edda Prosaica se dan todos los detalles sobre la concepción de Sleipnir y otras de sus características, como que su pelaje es gris.

El acertijo de la saga Hervarar dice así: «¿Qué criatura corre sobre diez patas, tiene tres ojos y una sola cola?». La respuesta sería Odín montado sobre Sleipner.

En la Edda Poética es mencionado en los poemas Grímnismál, Sigrdrífumál, Baldrs draumar y Hyndluljóð. En Grímnismál, Grimnir (Odín disfrazado) le relata en verso al joven Agnar que Sleipner es el mejor de los caballos: «De todos los dioses es Óðinn el más grande, y Sleipnir el mejor de los corceles». En Sigrdrífumál, la valkiria Sigrdrífa le dice al héroe Sigurðr que las runas están grabadas en los dientes de Sleipner. En Baldrs draumar, tras discutir sobre las pesadillas que estaba sufriendo el dios Balder, Odín monta sobre Sleipner y cabalga hasta Helheim, donde Garm les ladra al acercarse. En Völuspá hin skamma, un fragmento de Hyndluljóð, se dice que Loki engendró «al lobo» con Angrboða, luego a Sleipnir con Svaðilfari, y finalmente se menciona «un monstruo considerado el más funesto, descendiente del hermano de Býleistr».

En el Gylfaginning, texto perteneciente a la Edda Prosaica, Sleipnir es mencionado por primera vez en el capítulo 15, donde se dice que cada día los Æsir cruzan por el puente Bifröst, y se da una lista de los caballos de dichos dioses. La lista comienza con Sleipnir: «El mejor es Sleipnir, perteneciente a Odín, que tiene ocho patas».

Concept-art de Odín y Sleipnir para la película Thor
En el capítulo 42 se describen los orígenes de Sleipnir. Estos se remontan a los tiempos en que el mundo tomaba forma, cuando los dioses construían sus moradas y ya habían terminado Midgard y Valhalla. Un día llegó cierto artesano que ofreció construirles, en el espacio de tres medios años, unas murallas tan bien fortificadas que estarían perfectamente a salvo de las incursiones de cualquier jötun. Pero pidió como recompensa a la diosa Freya, junto al sol y la luna. Tras una larga deliberación, los dioses aceptaron sus condiciones, siempre y cuando terminase todo el trabajo solo, sin la ayuda de nadie, todo en el término de un invierno, pero si había algo inacabado el primer día del verano, perdía la recompensa convenida. Cuando le dieron estas indicaciones, el constructor estipuló que le fuera permitido utilizar su caballo  Svaðilfari, y gracias a la influencia de Loki, le fue concedido. Cuando comenzó a trabajar el primer día de invierno hizo arrastrar a su caballo piedras para la construcción durante la noche. Las enormes dimensiones de las piedras sorprendieron a los dioses, y vieron claramente que el caballo realizaba el doble de trabajo que el que hacía su amo. Llegados a este punto no podían echarse atrás, pues habían concertado el trato en presencia de testigos y bajo solemnes juramentos.

Cuando se acercó el fin del invierno, el edificio estaba muy adelantado, y las murallas eran lo suficientemente elevadas y macizas como para volver Asgard totalmente inexpugnable. Finalmente, cuando faltaban tres días para el verano, lo único que faltaba por construir era la puerta. Entonces los dioses se reunieron y deliberaron hasta llegar a la conclusión que el causante de esta desgracia era Loki, por haber permitido que empleara al caballo durante su trabajo, por lo que decidieron que sufriría una muerte cruel si no encontraba un medio para impedir que el constructor no acabara su tarea y obtuviese la recompensa acordada. Loki juró ante las amenazas que encontraría el modo en el que el misterioso hombre perdiera la apuesta. Esa misma noche cuando el constructor acompañaba a Svaðilfari para transportar las piedras, una yegua salió de repente de un bosque y se puso a relinchar. El caballo, así excitado, rompió sus ligaduras y corrió tras la yegua en el bosque, lo que obligó al hombre a correr también tras el caballo. Así perdió toda una noche de trabajo y su obra estaba incompleta al despuntar el alba. Al ver que apenas le quedaba tiempo, el constructor se deshizo de su disfraz y reveló que en realidad era un jötun, ante lo cual los dioses llamaron a Thor, que lo mató aplastándole la cabeza con su martillo Mjölnir, ignorando cualquier juramento anteriormente hecho. Tiempo más tarde, Loki alumbró a Sleipner, fruto de su unión con Svaðilfari.

En el capítulo 49 se narra la muerte del dios Balder. En este mito, el dios Hermóðr es el encargado de cabalgar hasta Hel para traer de vuelta a Blader, y para ello escogió a Sleipner como montura. Su viaje duró nueve noches en profundos y oscuros valles en los que Hermóðr no podía ver nada. Cruzaron el puente del río Gjöll, Gjallarbrú, que estaba cubierto de brillante oro. Allí se encontraron con Móðguðr, una doncella que guardaba el puente. Ésta le dijo que hace poco cinco tropas de hombres muertos cruzaron el puente, y le aseguró que hacían mucho menos ruido que el galopar que producían las ocho patas de Sleipner, pues ellos estaban vivos. Hermóðr prosiguió su camino al reino de la muerte, siempre «hacia abajo y al norte», hasta que llegó a las puertas de Hel. Hermóðr desmontó, ajustó las riendas y la montura de Sleipner, volvió a subirse a su grupa, lo espoleó y Sleipner galopó con tal fuerza que atravesó las puertas sin tocarlas. Finalmente llegó hasta el gran salón presidido por Hel, y allí le suplicó que devolviera a Balder al reino de los vivos.

Sleipner también aparece en el capítulo 17 de Skáldskaparmál. Odín monta a lomos de su caballo hasta el hogar del jötun Hrungnir, en Jötunheim. Hrungnir se pregunta: «¿Qué clase de persona es esta, que lleva un casco dorado, cabalga cielo y mar, y es dueño de un maravilloso corcel?». Una vez ante el gigante, Odín se jugó la cabeza a que no habría un caballo mejor en todo Jötunheimr, pero Hrungnir le respondió que, aunque era un buen corcel, su caballo Gullfaxi lo superaba. Para decidir qué caballo era mejor compitieron en una carrera, que finalmente ganó Sleipner.

Nuckelavee

El nuckelavee es un monstruo maligno perteneciente al folklore de las islas Orcadas. Habita en el mar, donde nadie sabe qué forma tiene o cómo se desplaza, porque cuando sale a tierra se le ve sobre un caballo tan horrible como él. Se cree que tanto el jinete como el caballo son en realidad el mismo ser y que esa es la forma de este monstruo. El nuckelavee está desprovisto de piel, por lo que tiene todos los músculos y venas visibles; la cabeza del jinete es como la de un hombre, pero diez veces más grande y con la boca prominente y ancha como la de un cerdo.

Se cree que su nombre podría provenir de knoggelvi, término del dialecto de las Orcadas que, según Walter Traill Dennison, significaría «demonio del mar». Para Samuel Hibbert-Ware, un geólogo y anticuario del siglo XIX, el nuck de su nombre podría provenir de Old Nick, un apelativo anglosajón que se usa para referirse al Diablo.

A esta criatura se le acusa de arruinar las cosechas con moho o fuertes vientos, de despeñar al ganado por acantilados, de provocar epidemias y grandes sequías. Su aliento es venenoso y lo esparce como una plaga mortal sobre las plantas y los animales. Se creía que la antigua costumbre de quemar algas causaba la ira del Nuckelavee. En la isla de Stronsay, la primera donde se dio esta práctica, el Nuckelavee causó una epidemia mortal entre los caballos conocida como Mortasheen.

Cuentan que la deidad conocida como Mither o' the sea protege a los habitantes de las islas Orcadas manteniendo en cautiverio al Nuckelavee durante los meses de verano. Además, como este monstruo odia el agua dulce, nunca sale del mar si está lloviendo, lo que reduce sus apariciones en invierno. Gracias a esto no ha acabado con toda la vida de las islas.

En Scottish Fairy and Folk Tales, de George Douglas, aparece el testimonio de un anciano llamado Tammas que al parecer se encontró con el Nuckelavee. Tammas se encontraba paseando una noche por un camino que estaba rodeado por una parte por el mar y por la otra por un loch de agua dulce. Según Tammas, del mar surgió una criatura que se dirigía hacia él: la parte inferior de su cuerpo era como la de un gran caballo con aletas sobre sus patas, tenía un solo ojo, rojo como el fuego, y una boca, ancha como la de una ballena, de la que salía un aliento vaporoso. Del lomo de esta criatura brotaba el torso de un hombre enorme. No tenía piernas, y sus brazos eran tan largos que casi tocaban el suelo; su cabeza tenía tres pies de diámetro (1 metro), y parecía tan grande y pesada que no dejaba de bambolearse de un hombro al otro. Lo que más horrorizó a Tammas de esta criatura es que no tenía piel y podía ver entre su carne roja cómo fluía por venas amarillas una sangre negra como el alquitrán.

Por suerte, Tammas recordó que el Nuckelavee odiaba el agua dulce y poco a poco retrocedió hasta llegar al loch que tenía a sus espaldas. Cuando la criatura se puso a su altura, Tammas se metió en el agua y sin querer salpicó un poco al monstruo, que relinchó y retrocedió hasta el otro lado del camino. Así, el pobre hombre vio una oportunidad para huir y corrió tan deprisa como pudo para librarse del Nuckelavee, que había vuelto a perseguirle a toda prisa. Finalmente, Tammas consiguió saltar un riachuelo y pudo librarse de su monstruoso perseguidor.

Ilustración de James Torrance para Scottish Fairy and Folk Tales, de Walter Scott

Kelpie

El Kelpie, o caballo de agua, es el nombre que recibe en Escocia un espíritu cambiaformas ligado a lagos y cuerpos de agua. Es común que adopte la forma de un caballo, pero también puede aparecer con forma humana, aunque algunas historias cuentan que aun así mantendría sus cascos. Este ser servía como asustaniños, para mantener a los más pequeños lejos de los tramos peligrosos del agua y advirtiendo a las mujeres jóvenes de que deben desconfiar de los extraños bien parecidos.

Por lo general se le describe como un poderoso y bello caballo negro que habita en las profundidades de lagos, ríos y arroyos de Escocia, acechando a cualquier humano con el que se encuentre. Los each-uisge son espíritus idénticos a los kelpies pero, por su parte, habitan en el mar y en lochs de agua dulce y marina. Una de las características que distingue al kelpie de los caballos normales es que tiene los cascos del revés. En las leyendas de Aberdeenshire tiene serpientes por crines, y en los relatos del Río Spey aparece como un caballo blanco que incita a sus víctimas a montarlo mediante cantos.

En algunos casos los kelpies llevan a sus víctimas hasta el agua, las devoran y lanzan las entrañas a la orilla. En su forma equina son capaces de extender el largo de su espalda para poder cargar con más jinetes a la vez y llevarlos hasta las profundidades. En los cuentos es común que varios niños se monten sobre un kelpie mientras uno se queda en la orilla. Este pequeño acariciaría al caballo inocentemente, pero, por sorpresa del pobre, se le queda la mano pegada al cuello del animal. En algunas variaciones del cuento el pequeño se ve forzado a cortarse la mano para poder liberarse. Él sobrevive, pero el resto de niños acaban devorados en el agua, quedando tan sólo sus entrañas desparramadas.

Cuando aparecen en forma humana se les puede descubrir por plantas acuáticas que llevarían enredadas en el pelo. Casi siempre adoptan forma de hombre, pero en Ross and Comarty se tiene constancia de una historia en la que una mujer alta, vestida de verde y de semblante marchito, ahogó a un hombre y un niño después de saltar sobre un arroyo.

El folclorista Walter Gregor describió la historia de un kelpie que adoptó la forma de un anciano, el cual continuamente murmuraba para sí mientras cosía un par de pantalones sentado en un puente. Una persona que iba de paso sospechó que podría tratarse de un kelpie, por lo que le golpeó en la cabeza hasta que recobró su forma equina y huyó de nuevo a su guarida en un estanque cercano. En otras leyendas adoptan la forma de un hombre rudo y greñudo que salta sobre los jinetes solitarios y los abraza hasta aplastarlos.

En una leyenda de Barra se habla de un kelpie solitario que se transformó en un apuesto joven para cortejar y tomar por esposa a una hermosa joven. La chica reconoció a este ente sobrenatural y le robó el collar de plata (la brida) que tenía mientras dormía. Inmediatamente el kelpie volvió a adoptar su forma de caballo y la joven lo llevo a la granja de su padre, donde le obligó a trabajar durante un año. Finalmente un viejo sabio le dijo a la chica que le devolviera el collar. Cuando volvió a su apariencia humana el anciano le preguntó si preferiría ser un kelpie o un humano. El kelpie preguntó esta vez a la joven si lo aceptaría como su marido y ante su afirmativa renunció a su forma equina y se casaron.

Se puede atrapar a un kelpie si se le consigue colocar un cabestro estampado con la señal de la cruz, pudiendo aprovecharse su fuerza sobrenatural para tareas tales como el transporte de pesadas piedras para molino. Un cuento popular describe cómo el señor de Morphie capturó un kelpie y lo utilizó para llevar piedras para construir su castillo. Una vez concluyó el trabajo, el señor liberó al kelpie, que evidentemente estaba descontento con el trato que recibió. Toda la dinastía de este noble se extinguió debido a la maldición que el kelpie lanzó sobre él.

Algunos de estos caballos acuáticos aparecen ya embridados y equipados con una silla de montar, como invitando a los viajeros a que lo cabalguen. Si alguien llega a montarse sobre el kelpie lo llevará hasta el agua y ahogará a sus jinetes. Si el kelpie ya llevaba una brida, se podría exorcizar a este ser al quitársela. Estas bridas estaban dotadas de propiedades mágicas, y si se blande contra alguien se puede transformar a esa persona en un caballo o pony.

Al igual que con los hombres lobo cinematográficos, se puede matar a un kelpie con una bala de plata, quedando de ellos tan sólo una masa gelatinosa.

Camelid

Suzaku

Suzaku es la palabra japonesa que se utiliza para designar a uno de los cuatro monstruos divinos de la mitología japonesa, representativos de los puntos cardinales. Suzaku representa el sur y su apariencia es la de un Fénix Bermellón, que a su vez representa el elemento fuego.

Suzaku forma parte de uno de los cuatro símbolos de las constelaciones chinas. Los chinos lo llaman ave bermellón. Además de representar al sur, también simboliza a la estación del verano.

Seiryu

Seiryū es el nombre japonés que se le da a un dragón de color azul, en la mitología japonesa, que forma parte de los cuatro monstruos divinos. Es representante de uno de los puntos cardinales, el este. Simboliza, también, el elemento agua.

Su origen proviene de uno de los cuatro símbolos de las constelaciones chinas. Los chinos llaman a Seiryū, el dragón azur o dragón azur del este. Además de representar al este, los chinos lo relacionan con la estación de la primavera. No se le debe confundir con el dragón amarillo que está asociado al emperador de China.

En Japón, el dragón azur es uno de los cuatro espíritus guardianes de las ciudades y se dice que protege la ciudad de Kyoto sobre el este. El oeste es protegido por Byakko, el norte por Genbu y el sur por Suzaku.

En Kyoto hay templos dedicados a cada uno de los espíritus guardianes. El templo de Kiyomizu representa al dragón azur. Antes de entrar al templo hay una estatua del dragón, la cual se dice que hay que beber a medianoche desde la fuente que hay dentro del complejo del templo. Luego se reúnen en ceremonia para adorar al dragón del este.

En 1983, la tumba de Kitora fue hallada en la aldea de Asuka. Los cuatro guardianes fueron pintados en las paredes en sus correspondientes direcciones junto a un sistema de constelaciones en el techo. Éste es uno de los únicos grabados de los cuatro guardianes.

Genbu

Genbu es la palabra japonesa que se utiliza para referirse a uno de los cuatro monstruos divinos que indican los puntos cardinales. Genbu tiene la apariencia de una tortuga y una serpiente. Representa al norte y simboliza el elemento tierra.

El origen de Genbu proviene de uno de los cuatro símbolos de las constelaciones chinas. Los chinos lo llaman Tortuga negra o tortuga del norte. Además de representar al norte, también hace referencia a la estación del invierno.

En la China antigua, la tortuga y la serpiente, eran visualizadas como criaturas espirituales que simbolizaban longevidad. Durante la dinastía Han, la gente, con frecuencia, usaban pendientes de jade con la forma de tortugas. Debido a la gran influencia de la china antigua, en Japón, los títulos honorables, con frecuencia, se referían a imágenes de tortugas.

Luego hubo una leyenda, la cual decía que las tortugas de sexo femenino eran incapaces de unirse a tortugas masculinas, pero solamente lo hacían con serpientes machos. Esto produjo el enojo de las tortugas masculinas y ellas mantenían la distancia, orinando a su alrededor para que no volvieran a acercarse.

Desde entonces, aquellos hombres cuyas esposas estaban teniendo amores extramatrimoniales con frecuencia se referían hacia ellas como "tortugas" y la gente, por lo tanto, dejó de usar a la tortuga como símbolo de fortuna.

Byakko

Byakko es una palabra japonesa que significa luz blanca. En la mitología japonesa se refiere a uno de los cuatros monstruos divinos que representan a los puntos cardinales. Byakko tiene la apariencia de un tigre blanco haciendo referencia al oeste y simboliza, también, el elemento aire.

El origen de Byakko en Japón, se ve influenciado por la mitología china, al igual que las otras tres criaturas divinas. Los chinos llaman a Byakko con el nombre de tigre blanco y constituye uno de los cuatro símbolos de las constelaciones chinas. Además de representar al oeste, también es símbolo de la estación del otoño.

Durante la dinastía Han la gente creía que el tigre era el rey de las bestias. La leyenda dice que cuando un tigre alcanza los quinientos años de edad, su cola se torna blanca. De esta manera, el tigre blanco, se convirtió en una clase de criatura mitológica.

Se dice que el tigre blanco solo aparecía, ocasionalmente, si el emperador legislaba con absoluta virtud o si había paz en el mundo.

Debido a que el color blanco de los cinco elementos chinos también representa al oeste, el tigre blanco se convirtió, a su vez, en uno de los guardianes mitológicos del oeste.

Las otras tres criaturas divinas eran:
Suzaku como dios del sur tenía la apariencia de un fénix. Su elemento es el fuego.
Seiryu como dios del este tenía la apariencia de un dragón azul. Su elemento es el agua.
Genbu como dios del norte tenía la apariencia de una tortuga y una serpiente. Su elemento es la tierra.

Almamula

La "Almamula" ("Álma Mula") o "Mulánima" ("Mula Ánima") es un ser mitológico del Norte de Argentina. La leyenda podría haber tenido su origen para enseñar que se debe evitar toda idea de relación sexual inmoral.

Según cuenta la leyenda este ser seria una mujer que tuvo relaciones carnales incestuosas sin arrepentirse con su hermano, con su padre, con el cura del pueblo y finalmente con un caballo, y en castigo a esto, fue maldecida por Dios, siendo convertida en una mula de color plomizo que arrastraría unas cadenas. Es muy peligrosa ya que mataría a patadas a quien encuentre vagando a altas horas de la noche.

Vagaría por las noches en lo espeso de los montes y recorrería los alrededores de las poblaciones los días de tormenta. Da gritos de dolor que hiela la sangre a quien la escucha, debido a que va arrastrando un "freno", que le produce un gran dolor cuando pisa sus riendas. Según se dice su viaje terminaría en la puerta de la iglesia del pueblo más cercano, desde donde emprendería nuevamente su carrera exhalando fuego por los ojos y la boca.

Se dice que la cadena, que además produce un gran ruido, es la representación del peso de sus pecados, pero también es la esperanza que tiene la mujer maldita convertida en mula, de que algún día un varón bien valiente la logre sofrenar venciendo el miedo a este ser y así logre completar el ritual que lograría que su alma por fin sea redimida para viajar al cielo.

Otras tradiciones indican que debido a su maldición, que se extiende por donde ha transitado, las personas que tengan relaciones inmorales y no se arrepienten de ello, como castigo, serían malditas y se transformarían durante la noche en una mula.

Alicanto

El alicanto es un pájaro nocturno perteneciente al folklore chileno. Recogió Julio Vicuña Cifuentes en su Mitos y supersticiones de la tradición oral chilena que este ave se alimenta de metales preciosos, en concreto de oro y plata. Dependiendo de su alimentación, sus alas despedirían un brillo áureo o plateado.

Este pájaro no puede volar, no porque tenga alguna imperfección en las alas o porque las tenga atrofiadas, sino porque su buche pesa demasiado por la dieta que sigue. Cuando no ha comido, puede correr muy veloz, pero una vez se ha alimentado se mueve con pesadez.

En Talagante se dice que los buscadores de minerales preciosos se ven muy afortunados si se encuentran con un alicanto, ya que si lo siguen, les guiaría hasta un tesoro oculto. Sin embargo, para seguirle deben adoptar muchas precauciones, pues si el pájaro lo advierte, apaga la luz de sus alas y se escabulle en la oscuridad. También se dice que cuando nota que van tras él, toma otro camino y guía a sus perseguidores hacia algún precipicio. Según la tradición de Santiago, la hembra de alicanto pone únicamente dos huevos, y la cáscara de éstos sería de oro o de plata según la alimentación que siguiera la madre.

Escena del corto de animación Cuenta la leyenda: el alicanto

Makara

El mákara es un monstruo marino de la mitología hindú. Es el vájana (montura) de Váruna (el dios del mar) y  el emblema de Kama Devá (del dios del amor).

Es el símbolo del noveno arjat del avasarpiṇī actual, se lo representa como un adorno en las puertas o en los sombreros.

A veces se lo considera idéntico a un cocodrilo, tiburón o delfín. Según otros, tiene cabeza y pies de antílope, caparazón de tortuga, de color verde y azul.