El caballo marino chilote es un animal fantástico que utilizan los brujos de las islas Chiloé para llegar hasta el Caleuche, un siniestro barco en el que celebran sus reuniones y fiestas nocturnas. Aunque sirven a maléficos dueños, no son violentos ni perjudiciales para los hombres, mas bien son la personificación de las olas del mar y por ello siempre arrojan espuma por la boca. También se cree que su presencia cerca de los corrales de pesca augura una futura escasez de peces.
Estos caballos son feos, fuertes, velocísimos y tan grandes que pueden llevar sobre su lomo a los trece brujos que conforman un aquelarre, llegando a medir más de doce varas (10 m) de largo y cuatro varas (3,34 m) de alto. Pese a su gran tamaño, tan solo viven cuatro años y al morir se transforman en una especie de gelatina que se disuelve en el mar. Su color es verde amarillento debido a la dieta que siguen, ya que se alimentan de algas marinas como el luche y el cochayuyuo, y despiden cierto brillo que hace que la gente los confundan en la lejanía con una lámpara o con el macuñ de los brujos, un chaleco mágico que proporciona habilidades sobrenaturales a su dueño.
Los brujos disponen de uno o varios caballos marinos que seleccionan y marcan durante sus incursiones oceánicas a bordo del Caleuche. Para llamarlos, lanzan cuatro veces un peculiar y misterioso silbido a orillas del mar. Luego, para poder montarlos, tienen que ponerles unas bridas de sargazo y se montan sobre sus lomos suave y livianamente tras un gran brinco. Una vez terminados los servicios del animal, le quitan las bridas y lo despiden dándole una palmada en el anca izquierda, dejando así que vuelva a zambullirse en el mar.
Estos caballos son feos, fuertes, velocísimos y tan grandes que pueden llevar sobre su lomo a los trece brujos que conforman un aquelarre, llegando a medir más de doce varas (10 m) de largo y cuatro varas (3,34 m) de alto. Pese a su gran tamaño, tan solo viven cuatro años y al morir se transforman en una especie de gelatina que se disuelve en el mar. Su color es verde amarillento debido a la dieta que siguen, ya que se alimentan de algas marinas como el luche y el cochayuyuo, y despiden cierto brillo que hace que la gente los confundan en la lejanía con una lámpara o con el macuñ de los brujos, un chaleco mágico que proporciona habilidades sobrenaturales a su dueño.
Los brujos disponen de uno o varios caballos marinos que seleccionan y marcan durante sus incursiones oceánicas a bordo del Caleuche. Para llamarlos, lanzan cuatro veces un peculiar y misterioso silbido a orillas del mar. Luego, para poder montarlos, tienen que ponerles unas bridas de sargazo y se montan sobre sus lomos suave y livianamente tras un gran brinco. Una vez terminados los servicios del animal, le quitan las bridas y lo despiden dándole una palmada en el anca izquierda, dejando así que vuelva a zambullirse en el mar.
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| Dibujo de Danilo Sepúlveda para Mitos y leyendas de la zona de Chanquin y Cucao, de Jorge Negrón Vera |
Fuentes
Anónimo: Chiloé: historia, mitología, artilugios y costumbres. Ediciones Victor Naguil Ancud.Cárdenas Alvarez, Renato: El libro de la mitología. Historias, leyendas y creencias mágicas obtenidas de la tradición oral. ATELÍ, Punta Arenas (1998).
Vicuña Cifuentes, Julio: Mitos y supersticiones recogidos de la tradición oral chilena. Imprenta universitaria, Santiago de Chile (1915).











