Nidhogg

En la mitología nórdica, Nidhogg (Nórdico antiguo: Níðhöggr; El que golpea ferozmente o El malicioso que golpea) es un dragón que vive en el Niflheim, cerca de la fuente Hvergelmir, donde crece una de las raíces del árbol Yggdrasil, la cual roe sin cesar hasta que llegue el Ragnarök y todo se destruya. Tras la regeneración, Nidhogg atormentará las almas humanas que hayan quedado en el Niflheim.

Entre los vikingos, el término níð servía para determinar un estigma social, implicando la ausencia de honor y el estado de villano. Por lo tanto, su nombre podría hacer referencia a su papel como monstruo horrible o porque masticaba los cadáveres de los habitantes de Náströnd: los culpables de asesinato, de adulterio y aquellos que rompían los juramentos.

Náströnd - Lorenz Frølich
De acuerdo con el Gylfaginning de la Edda Prosaica, Nidhogg es un ser que roe una de las tres raíces de Yggdrasil,  esta raíz se hunde en Niflheim y se dice que mantiene atrapado al dragón bajo ella. La misma fuente también dice que la ardilla Ratatösk recorre el árbol sagrado de arriba a abajo llevando los insultos entre un águila de nombre desconocido, posada en la cima de Yggdrasil, hacia Nidhogg, esperando provocar una guerra entre ambos.

En la sección Skáldskaparmál de la Edda Prosaica, Snorri menciona a Nidhogg como una serpiente monstruosa en una lista de nombres junto a otras criaturas:
«Estos son los nombres de las sierpes: dragón, Fafnir, Jormungand, culebra, Nidhogg, serpiente, víbora, Goin, Moin, Grafvitnir, Grabak, Ofnir, Svafnir, la enmascarada».
En la Edda poética, el poema Grímnismál nombra a las criaturas que viven en Yggdrasill y cómo este árbol sufre grandes penurias por darles cobijo y alimento. En el poema aparece Níðhöggr destruyendo el árbol desde sus raíces, además de mencionar a la ardilla Ratatösk llevando mensajes entre el dragón y el águila que vivía en la copa del árbol.

El poema Völuspá menciona dos veces a Níðhöggr, apareciendo la primera vez en la descripción de Náströnd:
Una sala vio lejos del sol, en Náströnd, 
con sus puertas al Norte,
fluía el veneno por sus lumbreras,
hecha la sala con huesos de serpiente.
Vio allí vadear densas corrientes
a hombres perjuros y a asesinos
y al que a la esposa de otro sedujo;
Nidhögg drenaba los cadáveres,
y el lobo los destroza.
¿Aún queréis saber más?
Al final del poema, donde se le describe como un dragón o una serpiente:
Llegará volando el oscuro dragón,
la sierpe brillante, 
desde Nídafjöll;
Nidhögg llevará en sus alas
los cadáveres de los muertos.
Ahora he de hundirme.
El contexto y el significado de esta estrofa aún se disputa. La opinión más frecuente es que la llegada de Níðhöggr anuncia el Ragnarök y por esto el poema termina con un tono de advertencia ominosa.

Ruth-Tay

Bake kujira

El Bake-kujira (化鯨?) es un yōkai japonés, una criatura mítica que, se dice, habita en la costa de la prefectura de Shimane (Japón). Su nombre significa "Ballena fantasma". En la mitología japonesa, se piensa que es la encarnación del odio que las ballenas sienten por los cazadores.

Las criaturas calificadas de bake (fantasma) suelen expresar el rencor de un animal hacia el ser humano. Son considerados como un mononoke o yōkai que en un inicio fue un animal normal y corriente, cuya transformación surgió después de su muerte.

Se le describe como el enorme esqueleto de una ballena, con voluntad propia y con un odio descomunal hacia los pescadores y cazadores de ballenas. Aparece cerca de las costas de Shimane y su llegada es acompañada por bandadas de aves y cardúmenes de peces extraños, los cuales rodean al monstruo. Los pescadores que intentaron atrapar al Bake Kujira se encontraron con que sus arpones no chocaban con el hueso, si no que atravesaban a la bestia como si no se ahí no hubiera nada.

Se cree que la ballena trae consigo una maldición que afecta a las comunidades pesqueras en las que se aparece, llamada "la maldición de la ballena", propagando enfermedades misteriosas, incendios y en general mala suerte para la localidad.


Raiju

El Raijuu o Raijū (雷獣, lit. "bestia relampago" o "animal rugiente") es un yokai o demonio mitológico japonés. Es un espíritu maligno relampagueante con forma de gato, tejón, lobo o comadreja. También podía volar en forma de bola luminosa, lo cual explicaría los relámpagos. Su llanto suena como un trueno.

Raiju es el acompañante de Raijin, el dios del rayo sintoista. Por lo general esta bestia es de carácter tranquilo e inofensivo, pero durante las tormentas se agita y salta entre los árboles, campos e incluso edificios. Se dice que el Raiju ha arañado un árbol cuando es alcanzado por un rayo.

Según la tradición, a este yokai le gusta descansar en los ombligos humanos. Esto lleva al dios Raijin a disparar flechas eléctricas al Raiju para despertarlo, dañando a la persona que hospeda a este yokai. Por esto la gente supersticiosa duerme boca abajo durante el mal tiempo, para no ser el objetivo del dios de las tormentas. Otras leyendas dicen que el Raiju sólo se esconde en los ombligos de las personas que duermen al aire libre.

Mikeypetrov

Peg Powler

Peg Powler es una bruja acuática del folklore del condado de Durham. Tiene los cabellos verdes y vive en el río Tees. Es uno de los muchos asustaniños, junto al Grindylow de Yorkshire y Jenny Dientesverdes de Lancashire, que ahoga a los niños que se acercan demasiado al agua. En Piercebridge se cuenta que se corre especial peligro de caer en sus garras los sábados o sabbath.

Ilustración del libro Hadas, de Alan Lee y Brian Froud

Kurupi

En la mitología guaraní, Kurupí es uno de los monstruos legendarios, quinto hijo de Tau y Keraná.

Tiene la apariencia de un hombre más bien bajo, fornido, muy moreno, retacón y extremadamente feo con manos y pies velludos. No posee coyunturas, por lo que su cuerpo es de una sola pieza. En algunas versiones tiene los pies hacia atrás por lo que es muy difícil seguirlo. Sin embargo su principal característica es su enorme y larguísimo pene que lleva enrollado a la cintura, el cual usa para atrapar a sus víctimas.

Sus ataques a las mujeres solas que se aventuran por la selva por leña son mucho más agresivos y crueles que los de su hermano Yasy Yateré. El Kurupí viola y mata a sus víctimas. Sin embargo, su mayor diversión es raptar a las vírgenes, quienes desaparecen misteriosamente para regresar embarazadas y listas para parir a los siete meses. Los hijos de Kurupí mueren al séptimo día por un extraño mal. También se dice que con sólo verlo, las mujeres se vuelven locas.

Kurupí es el genio de los animales silvestres, especialmente de los sementales. No abandona nunca la selva donde reina con el poder de su sensualidad, excepto para raptar a sus víctimas.

Una forma de huir de este engendro es cortándole el pene, con lo cual se vuelve inofensivo. Otra opción es trepar a un árbol, ya que al carecer de articulaciones no podrá subir.

Funayurei

Los funayūrei (船幽霊) son fantasmas de la mitología japonesa. Concretamente son los espíritus de los que han perecido en el mar. Se aproximan a la gente en botes o barcos y les piden un cucharón. Si se les entrega, empezarán a verter agua de mar en la embarcación hasta que se hunda.

Aoandon

Era costumbre en el antiguo Japón que la gente perteneciente a la aristocracia se reuniera en las noches de verano para contarse historias de terror. Éstas eran conocidas como Hyaku monogatari kaidankai (japonés: 百物語怪談会; La reunión de las cien historias de fantasmas) y se celebraban siguiendo cierta ritualística. En una sala se colocaba un espejo y se encendían cien lámparas de papel de color azul conocidas como andon (japonés: 行燈), mientras que en otra, los invitados reunidos se dedicaban a contar historias de terror. Cada vez que uno de los miembros terminaba una historia, debía ir a la sala contigua a apagar una de las velas y mirarse en el espejo antes de volver con los demás. Así, poco a poco, la sala se iba oscurenciendo con cada vela que se apagaba.

La tradición de este país dicta que hablar de espíritus, fantasmas y demonios es un claro llamamiento para que aparezcan y aterroricen a los humanos, por lo que se creía que, al contar las cien historias y apagar todas las velas, se acababa manifestando el Ao Andon (japonés: 青行燈; Lámpara de papel azul), un espíritu creado por el terror que han ido acumulando los invitados a lo largo de toda la noche. Este espectro fue ilustrado por Toriyama Sekien como un demonio femenino con una larga melena negra, dientes ennegrecidos, garras afiladas y cuernos, además de que desprende una espeluznante luz azulada. Shigeru Mizuki recogió una historia en su Enciclopedia Yokai sobre unos samuráis que celebraron esta reunión en el castillo de Maebashi. Cuando llegaron a la historia ochenta y tres, el encargado de apagar su vela vio el cuerpo ahorcado de una joven chica en la pared. No se sabe exactamente lo que hace el Ao Andon porque nunca se han contado las cien historias.

Ilustración de Toriyama Sekien

Rebis

Ser mitológico, similar al ser humano pero hermafrodita. Aparece frecuentemente en oscuros textos de alquimistas. Simboliza la dualidad, la perfección, el ideal inalcanzable.

Diferentes culturas y tradiciones religiosas, esotéricas y filosóficas hablan de un ser primordial andrógino -solitario- del que derivan los demás seres. Ejemplos de esto son el Adam Kadmón de la Cábala que se considera previo a Adán, perfecto y andrógino. Existiendo antes de que Adán pasara del mundo espiritual o mundo de las ideas platónico al universo material demiúrgico. Este concepto es similar al de Gayomart zoroastriano, Ymir nórdico y Purusha hindú. Simbolizaría el espíritu perfecto antes de que la materia lo volviera carne y le diera género, pues los espíritus no tienen sexo.

Según la leyenda Dios creó en un principio a Rebis, que era hermafrodita y perfecto, a su imagen y semejanza, y era un ser muy poderoso. Y era idéntico a Dios, porque así lo había creado éste. Pero una vez lo hubo creado no le gustó que hubiese otro ser tan poderoso como él. Así que se arrepintió, y decidió dividir a Rebis en dos sexos: dos seres que, independientemente, eran más débiles que el Rebis original, e imperfectos, pero como contrapartida podían reproducirse y aumentar la especie. Lo hizo porque sabía que dividiéndolo, lo debilitaría. Pero quedó en ellos un recuerdo de su esencia anterior, de su perfección perdida, una reminiscencia de su pasado de esplendor cuando eran el Rebis, y por eso surgió en ellos el deseo de superarse, y por eso el ser humano nunca se queda conforme sino que siempre intenta ir más allá, mejorar, y elevarse.

Cuando Dios se dio cuenta de este deseo de superación, se enfureció contra ellos, porque comprendió que el fin último que buscaban era ser como él (de nuevo), y los expulsó de su morada el paraíso. Y los condenó a sufrir.

Según esta leyenda, Rebis es el ser que era Adán antes de que a partir de él formase Dios a Eva. Porque cuando todavía no le había sido sacada la "costilla", Adán no era propiamente un hombre, puesto que llevaba en su interior a la mujer. Es la misma historia que cuenta el génesis, pero interpretada de modo que muestra a Dios como egoísta y rencoroso, temeroso del poder de los hombres, cercano a ellos en lugar de lejano y superior, y explica que el ser humano en su afán de superación, puede llegar a superar a Dios.

Nopperabo

El Noppera-bō (のっぺら坊?), también llamado el fantasma sin rostro es una criatura legendaria japonesa. No debe confundirse con los Mujina, otra clase de yokai que pueden tomar un aspecto similar.

Los Noppera-bō toman generalmente la forma humana, especialmente de una bella mujer. Son reconocidos principalmente por asustar a los humanos, pero son inofensivos. En un principio aparecen como humanos comunes, personificando a veces a alguien familiar a la víctima y luego hacen desaparecer sus propias facciones dejando sólo un rostro totalmente plano, sin ojos, nariz o boca. Esto hace que las víctimas huyan despavoridas.

Existe un cuento acerca de un pescador perezoso que decidía pescar en las charcas imperiales del koi cerca del palacio de Heiankyo. A pesar de las advertencias de su esposa sobre la charca, que es tierra sagrada y que además se hallaba cercana a un cementerio, el pescador fue de todos modos. Una vez en la charca, aparece una mujer joven y hermosa que le pide que por favor no pesque allí. Él la ignora, y para su horror, ella hace desaparecer su cara.

Cuando regresa a su casa, su mujer lo regaña y luego sus facciones femeninas desaparecen. Al parecer el pescador estaba casado con una Noppera-bo.

Kappa

Los kappa (japonés: 河童; niño de río) son uno de los yokai más famosos y conocidos del folklore japonés junto a los kitsune, los tanuki, los tengu o los oni. Se pueden encontrar en los lagos y ríos de todo el archipiélago nipón con diferentes nombres o descripciones, pero por lo general se muestran como seres anfibios del tamaño de un niño de diez años, tienen pico y caparazón como las tortugas y los dedos de pies y manos palmeados. Suelen llevar el pelo cortado a lo tazón y, en medio de la cabeza, tienen una hoquedad llena de agua que les permite adentrarse en tierra firme. Si el agua de su cabeza se derrama o se seca, pierden las fuerzas o incluso pueden morir. La piel de los kappa es muy resbaladiza y siempre desprenden un fétido olor a pescado. Además, sus brazos están unidos por los hombros dentro del caparazón, por lo que si tiras de uno, éste se alarga y el otro se encoge, aunque son fáciles de arrancar según algunos relatos.

Se dice que los primeros kappa llegaron a Japón desde el mar del este de China en una bandada conformada por nueve mil de estos seres, por eso se llamó al líder de este primer clan como Kuzenbo (japonés: 九千坊; el de los 9000). El primer lugar al que llegaron los kappa fue la ciudad de Yatsuhiro, en la prefectura de Kumamoto, donde se erigió el Kappa-toraino-hi (japonés: 河童渡来之碑) para conmemorarlo.

Índice


Baba Yaga

Baba Yagá (en ruso Баба Яга) es un personaje recurrente en el folclore eslavo y la mitología eslava, especialmente rusa.

Baba Yagá es vieja, huesuda y arrugada, con la nariz azul y los dientes de acero y posee una pierna normal y una de hueso por lo que a menudo se le da el apelativo de "Baba Yagá Pata de Hueso". Estas dos piernas representan al mundo de los vivos y el mundo de los muertos en los cuales ella deambula. Este personaje del folclore eslavo es un ser perverso y cruel, pero no totalmente malvado; . Sus dientes le permiten romper huesos y desgarrar la carne con facilidad. Suele comer personas, generalmente niños. A pesar de que consume diariamente grandes cantidades de carne siempre tiene ese aspecto delgado y huesudo. Baba Yagá vuela montada en un almirez u olla y rema en el aire con una escoba plateada. Esta bruja no permite que ninguna persona "bendecida" permanezca dentro de su propiedad, siempre y cuando sea consciente de que dicha persona tiene una bendición.

Vive en una choza que se levanta sobre dos enormes patas de gallina que le sirven para desplazarse por toda Rusia. La valla de su choza está adornada con cráneos, en cuyo interior coloca velas. La idea de una casa con patas de gallina podría derivar de las cabañas de ciertos pueblos finoúgricos, que las construían de esta manera para protegerse de los animales. Para entrar en la casa, Baba Yagá recita un conjuro que dice: "Casita Casita, da la espalda al bosque y gira hacia mí". El interior de la choza siempre está llena de carne y de vino. También es resguardada por los sirvientes invisibles de Baba Yagá, los cuales aparecen como manos espectrales, además tiene a su servicio a los caballeros blanco, rojo y negro, los cuales controlan el día, el atardecer y la noche.

Baba Yagá ha aparecido en varias historias del folclore ruso, y algunas de ellas muestran diferentes facetas de este personaje. En algunas, ayuda a la gente que le sirve. En otras se dice que guarda las "Aguas de la Vida y de la Muerte", pues es "la Dama Blanca de la Muerte y del Renacimiento". En otras dice que tiene dos hermanas llamadas como ella y con su mismo aspecto.

En Bulgaria, a los niños se les cuenta que si se portan mal, vendrá Baba Yagá (o Dyado Yag, Дядо Яг) para llevárselos con un saco y comérselos. También se le asocia con magia negra.

Se cuenta que envejece un año cada vez que le hacen una pregunta y que para rejuvenecer bebe un té hecho de unas extrañas rosas azules, por lo cual recompensa enormemente a las personas que le traen alguna de estas rosas.

La figura de Baba Yagá probablemente deriva de "la Bruja", tercer componente de la Diosa Tripartita (Virgen, Madre y Bruja), símbolo de las tres edades de la mujer.

Baba Yagá es ampliamente usada por los autores de cuentos de hadas del ruso moderno, y desde los años noventa del siglo XX, en la "Fantasia rusa". En particular, Baba Yagá conoce a Andréi Belanin de sus libros en su ciclo "La Agencia de detectives del Zar Goroj (Царь Горох)", etc. La infancia y juventud de Baba Yagá por primera vez fueron descritas en el cuento "La bahía" ("Lukomorie") de A. Aliverdíev.

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Barón Sámedi

En vudú, el Barón Samedi es un loa. Etimológicamente Samedi significa "sábado" en francés, así que es normal a veces encontrar una trascripción de su nombre como Barón Sábado. Es el loa de la muerte, junto con sus otras encarnaciones, el Barón Cimetière, Baron La Croix y Barón Kriminel. A menudo se le describe portando un sombrero de copa, un traje de chaqueta negro, cuencas vacías en lugar de ojos y tapones de algodón en los orificios de la nariz. Tiene la cara pintada de blanco como una calavera y habla con voz nasal. Es uno de los Guédé, o una de sus encarnaciones, o posiblemente su padre espiritual. Su esposa es la loa Maman Brigitte.

El Barón Samedi espera en los cruces de caminos, donde las almas de los muertos pasan en su camino a Guinee. Además de ser el omnisciente dios de la Muerte, es también un dios sexual, más concretamente el sexo violento y sadomasoquista, y es representado a menudo por símbolos fálicos y caracterizado por su personalidad obscena y siniestra, además de por su particular cariño por el ron. Es también el dios de la resurrección, pues solamente el Barón puede aceptar a un individuo en el reino de los muertos. Si está con buen humor puede conceder a sus seguidores que sigan viviendo, pero si está en un mal humor puede cavar sus tumbas demasiado pronto y enterrarlos vivos o aún peor, traerlos como zombis.

Lo consideran un juez sabio, y un mago de gran alcance. Es notorio su comportamiento indignante y libertino, jurando continuamente y haciendo bromas asquerosas a los otros espíritus. Es cruel y sádico en su humor. Está casado con otra deidad de gran poder conocido como Maman Brigitte, pero persigue a menudo a mujeres mortales. A diferencia de otros loas que prefieren mujeres vírgenes y puras, el Barón las prefiere amantes expertas, prostitutas y mujeres fatales. Aunque sea dicho, el Barón no niega su amor a ninguna mujer hermosa. Su libertinaje y las constantes infidelidades hacia su mujer hace compararlo muchas veces con el dios de la mitología griega Zeus. Le encanta fumar y el alcohol y rara vez se le ve sin un cigarro en la boca o un botella de ron en sus huesudos dedos.

Nix

La figura del nix, un espíritu acuático que atrae a los humanos al agua para ahogarlos, se puede encontrar en prácticamente todos los países europeos con orígenes germánicos. También se le conoce como neck o nicker; en inglés antiguo es nicor; nykr en nórdico; nikker o nekker en neerlandés; nøkke en danés; en la escritura bokmål noruega es nøkk, mientras que en la nynorsk es nykk; en sueco se le llama näck o näcken; en finés es näkki y en estonio es näkk. Tanto en las Islas Feroe como en Islandia se llama a esta criatura nykur, donde es común que aparezca con aspecto de caballo, actuando de manera similar al kelpie escocés.

Nøkken - Theodor Kittelsen
Nix es el término que se utiliza en Alemania para hablar de los hombres de esta raza, mientras que sus mujeres son conocidas como nixe o nixie. Según el tomo II de The mythology of all race, los nixen adoptan el aspecto de jóvenes apuestos para atraer a sus víctimas, aunque, como cambiaformas, siempre mantienen algún elemento no humano en su aspecto, como pies de caballo u orejas partidas. A veces también se les describe con cola de pez, cubiertos con algas o con los dientes verdes.

En algunas ocasiones toman por esposas a mujeres mortales y se dedican a devorar a los hijos que tienen con ellas. Según se cree en Suecia, estos seres intentaban colarse en las camas de las mujeres adoptando la forma de sus maridos. Si la mujer no se percataba de las patas de caballo y le permitía acostarse con ella, acababa volviéndose loca. Como tantos seres feéricos, tambien secuestran bebés humanos y dejan a cambio uno de sus hijos. En el folklore escandinavo el mito de estas criaturas se mezcla con el del fossegrim, por lo que se les atribuye el don de tocar melodiosamente el violín o el arpa. Utilizaban sus canciones para atraer a sus víctimas, aunque también podían enseñar sus habilidades a cambio de una cabra negra u otro sacrificio.

Las nixie, como otros espíritus acuáticos femeninos, tienen el aspecto de hermosas mujeres que se sientan junto a sus arroyos para peinarse al sol. Cuando se alejan del agua para interaccionar con humanos van vestidas de manera hogareña, aunque se les puede identificar porque siempre llevan el borde de sus faldas o el delantal mojados. En uno de los cuentos de los hermanos Grimm, una nixie le ofrece ayuda a un granjero que ha caído en desgracia a cambio de lo que primero naciera en su hogar. Pensando que se trataría de un cachorro o un pollo, accedió a ello, pero al llegar a casa le anunciaron que su mujer acababa de dar a luz. El niño creció bajo la atenta mirada de su padre, que siempre le advertía de que si se acercaba al estanque de la nixie, una mano saldría del agua y se lo llevaría, pero como ésta no apareció para reclamar a su hijo, con el paso del tiempo se volvió menos estricto. El chaval llegó a la madurez y se casó con una buena mujer, pero una tarde que estaba de caza, olvidando las advertencias de su padre, se metió en el estanque para lavarse. Fue entonces cuando la nixie lo envolvió con sus brazos y se lo llevó con ella. Por suerte, y gracias a los consejos de una sabia anciana, la esposa de nuestro protagonista pudo rescatarlo entregando tres objetos de oro en el estanque.

Nacken - Ernst Josephson Nixie - Henry Justice Ford

Selkie

Selkie (también llamado silkie o selchie) es una criatura mitológica proveniente del folclore feroés, islandés, irlandés y escocés. Las selkies eran grandes focas.

Estas criaturas tenían el extraño don de poder deshacerse de su piel de foca y transformarse en mujeres u hombres de belleza inigualable. Una vez que un/a selkie se convertía en mujer/hombre, ocultaba su piel de foca cerca del mar, entre las rocas, de manera que ningún humano pudiese hallarla.

La leyenda cuenta que si un hombre o mujer encuentra la piel de foca, puede exigirle a la/el selkie que se convierta en su esposo/a. Si ese es el caso, el esposo/a es ahora quien debe esconder muy bien la piel. Si la/el selkie llegara a encontrarla, debe abandonar a su familia y regresar al mar, aunque quiera permanecer en tierra junto a sus seres queridos.

Los selkies machos son descritos como hombres muy bellos cuando están en su forma humana, y tienen grandes poderes de seducción sobre las mujeres humanas. Por lo general buscan mujeres que no están satisfechas con su vida, como las esposas que esperan el regreso de sus maridos pescadores. Si una mujer quiere encontrarse con un selkie deberá derramar siete lágrimas en el mar.

Si un hombre llega a robar la piel de una selkie ésta estará bajo su poder y se verá obligada a convertirse en su esposa. Las selkies se convierten en excelentes esposas, pero debido a que su verdadero hogar es el mar se quedan mirando con nostalgia al océano. Si llegará a encontrar su piel, inmediatamente volverá a su verdadero hogar, y en ocasiones, junto a su marido selkie, en el mar. 

A veces cuando una selkie es tomada como esposa por un humano puede tener varios hijos con él. En estas historias, es uno de sus hijos el que descubre su piel de foca, a menudo ignorando su importancia, por lo que su madre regresa al instante al mar. Aunque evitará volver a ver a su marido humano si que se interesa por sus hijos, con los que jugaría a la orilla del mar.

Por lo general las historias en las que aparecen los selkies suelen ser tragedias románticas. A veces, el humano no sabe que su amante es un selkie, y se despierta un día para encontrar que su esposa se ha ido. En otras historias el ser humano es el que oculta la piel del selkie, lo que le impide regresar a su forma de foca y así volver al mar. 

Cu Sith

El Cù Sìth o Cu-Sith es un perro mágico proveniente de la mitología celta de las tierras altas de Escocia y las islas Hébridas. Cu-Sith es una palabra gaélica escocesa compuesta de las palabras Cu (pronunciación gaélico escocés: [ku :]), que significa “perro”, y Sith (pronunciación gaélico escocés: [ʃi :]), que significa “sith”, “sidhe”, una especie de “hada”. Por lo tanto, Cù Sìth o Cu-Sith significa, literalmente “perro de los sidhe” o “perro de las hadas”.

El Cù Sìth es un enorme perro de color verde oscuro –al contrario que el resto de perros feéricos celtas, que suelen ser blancos- y  que tiene el tamaño de un ternero joven, provisto de pelo hirsuto o lanudo, y con una cola tan larga que habitualmente la lleva enrollada a la espalda, aunque en ocasiones se habla tan sólo de que lleva un rabo trenzado. Se decía que era vagamente transparente y que tenía unos pies enormes, grandes como los pies o las manos de un hombre, moviéndose siempre en línea recta, dejando sus pisadas en el barro o la nieve.

Los perros de las hadas solían estar atados al hogar de sus dueños y sólo se los soltaba para cazar o atacar a los intrusos, pero al Cù Sìth se lo soltaba para que vagara solo, y entonces podía ser terriblemente peligroso, tanto para los hombres como para los perros. Según la leyenda, cuando cazaba, lo hacía en silencio, ni ladraba ni gruñía, pero de vez en cuando lanzaba tres aullidos aterradores –y siempre tres- que se podían escuchar a kilómetros de distancia, incluso en alta mar. Se decía que quién escuchaba los ladridos del Cù Sìth debía ponerse a salvo de su tercer ladrido o sería sorprendido por la muerte. Efectivamente, el Cù Sìth era temido y sus aullidos eran considerados como un presagio de la muerte -de modo parecido al de la mítica banshee- y era el encargado de llevarse el alma de una persona a la otra vida. También se decía que su ladrido era una advertencia para que las mujeres en lactancia se encerraran en sus hogares, ya que de otro modo el Cù Sìth podía secuestrarlas y llevárselas a un montículo de hadas (gaélico escocés, “Sithean”) para que suministrasen leche a los hijos de las hadas, que son conocidas como daoine sith o sidhe daone. Se cree que tenían su hogar en las cuevas, grietas y hendiduras rocosas de las Highlands, vagando por los páramos y las tierras altas.

En el folclore irlandés algunos perros mágicos también son conocidos con un nombre parecido, Cú Sídhe, aunque las características de estos perros están más cerca de las de los típicos perros feéricos y fantasmales, como el black dog, que no al Cù Sìth propiamente dicho.

La Muerte

El concepto de la muerte como una entidad antropomórfica ha existido en muchas culturas desde los albores de la humanidad. La imagen de la Muerte se suele representar como un espectro esquelético cubierto con un manto negro con capucha y portando una guadaña. En inglés, su nombre Grim Reaper, que se entendería como Segador Severo, se debe a que viene por las almas de los demás para cosecharlas en el otro mundo. Cabe destacar, que la guadaña era utilizada para segar cereales, por lo tanto, esto es una clara analogía a segar las vidas de los seres humanos.

En español además del nombre propio de La Muerte es común emplear el término La Parca, proveniente de la mitología romana. A partir del siglo XV comenzó a ser representado como una figura esquelética con capucha. En algunos casos, la Parca es quien causa la muerte de la víctima, lo que da origen a historias donde a esta se le puede engañar o sobornar permitiendo así que el condenado sobreviva gracias a su astucia, como en el caso de Sísifo. Otras creencias sostienen que el espectro de la muerte es sólo un psicopompo, que sirve para cortar los últimos lazos entre el alma y el cuerpo además de para guiar al difunto al otro mundo. De este modo la figura no tendría ningún control sobre el hecho de la muerte de la víctima. En muchos idiomas, como en las lenguas eslavas y romances (incluyendo el español), la muerte es personificada en forma femenina, mientras que en otros (como el inglés), se percibe como un personaje masculino.

En la tradición judía también se le da el nombre de Ángel de la Muerte (Malach HaMavet) o el Ángel de la oscuridad y la luz. También hay una mención a Abadón (El Destructor), al que corresponde el nombre de Ángel del Abismo. En la tradición talmúdica es identificado como el arcángel Samael.

Según el Midrash, el Ángel de la Muerte fue creado por Dios en el primer día. Su morada está en los cielos, desde donde alcanza la Tierra en ocho vuelos, mientras que la Pestilencia llega en tan solo uno. Tiene doce alas. «De entre toda la creación yo te entregué el poder», dijo Dios al Ángel de la Muerte, «no sólo sobre esta, que ha recibido la libertad por la muerte a través de la Ley». Se dice que el Ángel de la Muerte está cubierto de ojos. A la hora de la muerte, se posa junto al lecho del que expirará, junto a su cabeza, con una espada desenvainada, la cual unta con una gota de hiel. Cuando el moribundo ve a la Muerte es presa de una convulsión y abre la boca, entonces la Muerte deja caer la gota de hiel y esto causa su fallecimiento, se pudre y su cara se vuelve amarilla. La expresión "el sabor de la muerte" se originó en la idea de que la muerte era causada por una gota de hiel.

El alma se escapa por la boca, por lo que el Ángel de la Muerte se coloca junto a la cabeza del moribundo (Adolf Jellinek, l.c. ii. 94, Midr. Teh. to Ps. xi.). Cuando el alma abandona el cuerpo, su voz va desde un extremo del mundo al otro, pero no se oye. La espada del ángel de la muerte indica que el Ángel de la Muerte se imaginó como un guerrero que mataba a los hijos de los hombres.

En la Biblia se le nombra como Ángel de la Muerte o "destructor" (shâchath) cuando se produjo en Egipto la plaga en la que morirían todos los primogénitos varones. En 2 Samuel 24:16-18 se menciona que el Ángel de la Muerte estaba a punto de destruir Jerusalén. El arcángel Miguel es identificado como el ángel de la muerte en el cristianismo, acompañando a las almas al Cielo, mientras que en el judaísmo es Azrael quien cumple esta función.

En la Biblia, los Cuatro Jinetes del Apocalipsis son los cuatro caballeros que se describen en la primera parte del capítulo sexto del Apocalipsis. El capítulo habla de un pergamino en la mano derecha de Dios que está sellado con siete sellos, en ese escenario Jesús abre los primeros cuatro sellos de los siete, liberando a estos jinetes que montan en caballos blanco, rojo, negro y uno bayo. Según la exégesis representan y son alegorías de la Victoria, la Guerra, el Hambre y la Muerte, respectivamente, aunque solo a este último se le designa por este nombre.

El caballo bayo es cabalgado por el jinete de la Muerte:
«Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: "Ven". Miré, y vi un caballo bayo. El que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades lo seguía: y les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra».
El cuarto y último jinete tiene por nombre Muerte. De todos los jinetes, es el único a quien el propio texto explícitamente da un nombre. A diferencia de los otros tres, no se le describe con un arma u objeto, en lugar de eso es seguido por el Hades, aunque la mayoría de ilustraciones le muestran portando una guadaña.

El color del caballo de la Muerte es khlôros (χλωρóς) en la koiné original griega, que a menudo se traduce como "pálido", aunque "ceniciento", "verde claro", y "verde amarillento" son otras posibles interpretaciones; por esto existen ilustraciones en las que su color es gris, verde o amarillo, pero siempre indicando la palidez enfermiza de un cadáver. El comienzo del verso «se les dio poder sobre la cuarta parte de la tierra» puede referirse únicamente a la Muerte y al Hades, o puede resumir el papel de los cuatro jinetes.

Allegory of DeathMaximilián Pirner 

Centauros

Los centauros (griego: kενταυρος; matador de toros) son criaturas híbridas de la mitología griega compuestas por un torso humano unido a un cuerpo de caballo. Aunque en los mitos originales no se mencionan centaurides, las hembras de esta especie, sí que aparecen representadas en obras de arte posteriores.

El origen de esta raza lo podemos encontrar cuando Ixión, el rey de los lápitas, fue invitado a un banquete de los dioses. Allí intentó seducir a Hera, la esposa de Zeus, creyendo que la diosa aceptaría su propuesta para poder vengarse de las muchas infidelidades de su marido. Hera, ofendida, avisó a Zeus y éste creó un doble de su mujer con una nube para comprobar si Ixión cometía tal ofensa contra ellos. Esta nube fue llamada Néfele, e Ixión finalmente se acostó con ella. De esta unión nacieron los centauros, que fueron criados en el monte Pelión por las ninfas del lugar. Ixión, por su parte, fue atado a una rueda que giraba sin cesar en el Tártaro como castigo.


Ixión y Néfele, pintura de Rubens
Píndaro cuenta otra versión en sus Odas y fragmentos, donde dice que Néfele alumbró a un hombre al que llamó Centauro; éste mantuvo relaciones con yeguas de Magnesia al pie del Pelión y de ahí nació una raza que compartía las dos naturalezas de sus progenitores. A parte, se dice en la Biblioteca Histórica de Diodoro Sículo que de Ixión y Néfele nacieron varios hombres a los que llamaron centauros, estos se reprodujeron con yeguas y tuvieron como descendencia a seres mitad hombre y mitad caballo conocidos como hipocentauros. Otros afirman que fueron los centauros, nacidos de Néfele e Ixión, quienes fueron llamados hipocentauros (griego: ίππος; hipos; caballo), porque fueron los primeros en practicar la equitación y, más tarde, fueron mitificados como bestias mitad hombre y mitad caballo.

Esta raza era de carácter incivilizado y primitivo, cosa que demostraron cuando Pirítoo, hijo de Ixión, los invitó a su boca con Hipodamia porque eran parientes. Durante los festejos, los centauros se emborracharon porque no estaban acostumbrados al vino y, cuando apareció la novia, intentaron violarla. Esto causó una guerra entre los centauros y los lápitas, que supuso la derrota de los primeros gracias a la participación de Pirítoo, Teseo y otros héroes como Ceneo.

El más viejo de los centauros fue Quirón, que era inmortal gracias a su ascendencia divina, ya que nació cuando el dios Cronos, convertido en caballo, se unió a la ninfa Fílira. A diferencia del resto de los de su clase, que eran salvajes, Quirón era sabio y se encargó de la tutela de muchos de los héroes de la mitología griega, como Aquiles, Jasón, Peleo e incluso el que se convertiría en dios de la medicina, Asclepio.

Cuando Heracles estaba cazando al jabalí de Erimanto para completar uno de sus trabajos, fue acogido por el centauro Folo, hijo del sátiro Sileno y una de las melias. En un momento de su estancia, Herácles le pidió vino, pero Folo se negó porque temía que el olor pudiera atraer al resto de los suyos. El héroe no hizo caso y abrió la tinaja donde lo tenía guardado, pero al poco acudieron los centauros embravecidos. Heracles los rechazó y, cuando huían, mató a muchos asaetándolos con sus flechas impregnadas con el veneno de la Hidra. Los que consiguieron huir buscaron cobijo junto a Quirón, pero una de las flechas de Heracles le atravesó un brazo a uno de los centauros y se clavó en la rodilla del sabio centauro. El héroe, horrorizado, acudió en ayuda de Quirón, que como era inmortal no podía morir, pero el veneno de la Hidra le castigaría con un horrible dolor para toda la eternidad. Para librarse de ese tormento, Quirón le entregó su inmortalidad a Prometeo para que pudieran liberarlo de su encadenamiento, así acabó con su sufrimiento y colocaron su figura entre las estrellas como la constelación de Centauro. De un modo similar murió Folo, que se clavó una de las flechas de Heracles cuando la examinaba.

Finalmente fue un centauro el que acabó con la vida de Heracles. Neso, uno de los que consiguió huir del hijo de Zeus, se estableció en el río Eveno, donde trabajaba como barquero cruzando de una orilla a la otra a quien se lo pidiese. Un día llegaron hasta él Heracles y su nueva esposa, Deyanira. Heracles cruzó el río a nado, pero le pidió al centauro que transportase a su mujer. Neso se encaprichó de ella e intentó violarla aprovechando la ausencia de su marido, pero Heracles oyó sus gritos y le disparó una flecha al agresor. Neso, convaleciente, le dijo a Deyanira que el semen que había derramado, mezclado con su sangre, serviría como una poción de amor si alguna vez temía que su esposo la abandonara. Deyanira le creyó y, llegado un día en el que los celos le pudieron, impregnó la túnica de Heracles con la sangre del centauro. Lo que no sabía es que su sangre estaba contaminada con el veneno de la Hidra y comenzó a derretir su piel y carne una vez se la hubo puesto. Deyanira se ahorcó una vez sabido lo que había hecho, y Heracles construyó su propia pira funeraria entre horribles dolores hasta que fue quemado y ascendió al Olimpo como un inmortal.

El centauro Folo herido en el pie al examinar las flechas de Heracles - Filippino Lippi

Jabalí de Erimanto

El cuarto trabajo que el rey Euristeo le impuso a Heracles para que éste se expiara por haber matado a su mujer e hijos consistió en llevar con vida hasta Micenas al jabalí erimantio. Esta gigantesca bestia tenía su morada en el monte Erimanto y se dedicaba a asolar las regiones cercanas a Psófide.

En su viaje, Heracles atravesó Fóloe, donde se hospedó en el hogar del centauro Folo, con el que tenía amistad. Folo le ofreció carne asada a su huésped, pero cuando Heracles también le pidió vino, éste le dijo que no, pues tendría que abrir la tinaja común de los centauros. Heracles le animó y acabaron abriéndola, pero el olor del vino atrajo al resto de centauros que acudieron armados con rocas y garrotes. El hijo de Zeus consiguió espantarlos hasta Malea disparándoles con sus flechas. Allí buscaron refugio junto al sabio e inmortal Quirón, pero una de las flechas atravesó el brazo del centauro Élato y se clavó accidentalmente en su rodilla. Las flechas de Heracles estaban impregnadas con la sangre de la hidra, que era un veneno mortal incurable, pero como Quirón era inmortal, se vio condenado a sufrir horribles dolores deseando la muerte.

Mientras sucedía todo esto, Folo extrajo una flecha del cadáver de uno de sus compañeros y se maravilló de que algo tan pequeño pudiera dar muerte a criaturas tan grandes como ellos. Por desgracia, cuando la estaba examinando, se le resbaló de las manos y al caer se le clavó en la pata, muriendo al instante. Al regresar, Heracles vio a su amigo muerto, lo enterró y se marchó en busca del jabalí, al que consiguió espantar de entre los matorrales con sus gritos y lo agotó persiguiéndole hasta lugares de nieve espesa. Así pudo enlazarlo y llevárselo hasta Micenas. Cuando Euristeo le vio llegar con la bestia a hombros, tuvo tal temor que se escondió en un tonel de bronce.

La captura del jabalí de Erimanto - Grabado de Antonio Tempesta

Fenghuang

Los fenghuang (Chino simplificado: 凤凰; Chino tradicional: 鳳凰; Japonés: 鳳凰; Hō-ō) eran aves mitológicas del este asiático que reinaban sobre todos los pájaros. Los machos son llamados feng y las hembras, huang. En la actualidad ya no se hace esa dicotomía de géneros y los dos se engloban en un único género femenino (yin) que puede ser aparejado con el dragón chino, que se considera macho (yang). El fenghuang también es llamado Gallo Augusto (Chino simplificado: 鹍鸡; Chino tradicional: 鶤雞; pinyin: kùnjī) ya que en ocasionas toma el lugar del Gallo en el zodiaco chino. En occidente es conocido como Fénix chino aunque las similitudes entre estas dos aves son nimias.

Se suele representar con las alas extendidas y atacando serpientes con sus garras. De acuerdo con el capítulo 17 del Erya, el fenghuang tiene el pico de un gallo, la cara de una golondrina, la frente de un ave de corral, el cuello de una serpiente, la pechuga de una oca, la espalda de una tortuga, los cuartos traseros de un ciervo y la cola de un pez. Hoy en día es descrito como una amalgama de otras aves, con la cabeza de un faisán dorado, el cuerpo de un pato mandarín, la cola de un pavo real, las patas de una garza, la boca de un loro y las alas de una golondrina. Algunas tradiciones aseguran que aparece en épocas prósperas y se esconde cuando llegan malos años, mientras que otras leyendas dicen que sólo aparece para señalar el principio de una nueva era. En algunas creencias se dice que habita en las montañas Kunlun, al norte de China. En China y Japón era un símbolo de la casa imperial, y representaba «el fuego, el sol, justicia, obediencia y fidelidad».

Su cuerpo simboliza a los seis cuerpos celestes. La cabeza es el cielo; los ojos, el sol; el lomo, la luna; las alas, el viento; las patas, la tierra y la cola, los planetas. Sus plumas contienen los 5 colores elementales: negro, blanco, rojo, verde y amarillo. Estos colores podrían representar las cinco virtudes de Confucio.

Ren: Benevolencia, la caridad y la humanidad.
Yi: Justicia y rectitud. Saber diferenciar lo debido y lo indebido.
Zhi: Sabiduría. Conocer lo que está bien y mal.
Xin: Honestidad. No romper promesas ni mentir.
Li: Correcto comportamiento, propiedad, buenos modales, cortesía, ceremonias y adoración.

El primer capítulo del Shan Hai Jing también añade que las partes del cuerpo del fenghuang simbolizan una palabra diferente. La cabeza representa la virtud (德), las alas, el deber (義), la espalda representa la propiedad (禮), su abdomen dicta la credibilidad (信) y el pecho representa la misericordia (仁).

El fenghuang representaba el poder enviado desde los cielos hasta la Emperatriz. Si una de estas aves se usaba para adornar una casa simbolizaba que la lealtad y la honestidad estaba en las gentes que vivían allí. También era común que apareciese en adornos nupciales y reales junto a un dragón, pues en pareja simbolizaban la unión dichosa entre marido y mujer.

Durante la dinastía Han era común representar a dos de estas aves, macho (鳳; feng) y hembra (凰; huang), mirándose la una a la otra, convirtiéndose en un símbolo para representar el sur. Luego, en la dinastía Yuan, los dos términos se combinaron en una sola palabra, fenghuang. Así, el «Rey de las aves» llegó a simbolizar a la emperatriz cuando se emparejaba con el dragón, ya que éste representaba al emperador. Desde la era de Jiaqing, de la dinastía Qing en adelante, se diferenciaba a este par de aves por las plumas de la cola, que normalmente se unían para formar un círculo perfecto. El macho tenía cinco largas plumas o filamentos en la cola (número impar y masculino, yang) y la hembra aparecía con una o dos plumas trenzadas o rizadas en la cola (número par y femenino, yin).

Verreaux

Minotauro

El Minotauro (griego: Μινωταυρος; Toro de Minos) es un monstruo antropófago de la mitología griega que tenía cuerpo de hombre y cabeza de toro. Su nombre de nacimiento fue Asterión (griego: Αστεριον; El estrellado) y nació de la unión antinatural de Pasífae con el toro de Creta.

El origen de esta criatura tuvo lugar con la muerte de Asterión, príncipe cretense que se desposó con Europa y crió a los hijos que ésta tuvo con Zeus: Minos, Radamantis y Sarpedón. Como Asterión falleció sin descendencia propia, Minos quiso gobernar sobre Creta bajo el pretexto de que esa era la voluntad de los dioses. Como prueba de ello, afirmó que le entregarían lo que deseara y le pidió a Poseidón que hiciera surgir del mar un toro para inmolarlo en su honor. Ante su petición, el dios le envió un magnífico ejemplar y de esta manera Minos fue reconocido como nuevo rey de Creta. Desgraciadamente, en lugar de cumplir su promesa, prefirió quedarse el toro como semental para su ganado y sacrificó otro en su lugar.

Ante esta humillación, Poseidón infundió en Pasífae, la esposa de Minos, una pasión contra natura por el toro. Para poder unirse al animal, el arquitecto Dédalo construyó una vaca de madera en la que Pasífae se ocultaría esperando a que el toro la montara. De esta unión nació Asterión, el Minotauro o toro de Minos, el cual fue encerrado en un laberinto construido por Dédalo en la ciudad de Cnosos por advertencia de ciertos oráculos.

Pasífae y Dédalo - Jean Lemaire
Por su parte, el toro que había iniciado todo esto se volvió salvaje y comenzó a devastar Creta hasta que Heracles se lo llevó a la Argólida por uno de los trabajos que le impuso Euristeo. Tras mostrárselo, el toro quedó libre y desató el caos en Maratón, por lo que pasó a ser conocido como el toro de Maratón. Androgeo, uno de los hijos de Minos, murió destrozado por este toro cuando Egeo, rey de Atenas, lo envió contra él por haber ganado todas las pruebas de los juegos Panatenaicos.

En represalia por el asesinato de su hijo, Minos atacó con su ejército a Atenas, pero como la guerra se prolongaba y no podía hacerse con la ciudad, le rogó a su padre Zeus que castigara a los atenienses y éste los afligió con enfermedades y hambruna. Un oráculo les dijo que para librarse de esa maldición debían otorgarle a Minos aquello que pidiera, así que se vieron obligados a entregarle como sacrificio siete muchachos y siete muchachas cada año como alimento para el Minotauro.

Teseo, el hijo putativo de Egeo, ya fuera porque se ofreció voluntario o porque fue designado por sorteo, partió hacia Creta al tercer año como tributo junto al resto de jóvenes en un navío de velas negras. Egeo le pidió a su hijo que, si regresaba con vida, cambiase las velas del barco por unas blancas para saber de antemano el destino que había tenido. Una vez en Creta, Ariadna, hija de Minos, se enamoró perdidamente de él y prometió ayudarle si la tomaba por esposa; para ello le preguntó a Dédalo cómo salir del laberinto y, siguiendo sus indicaciones, le dijo a Teseo que atara un hilo en la entrada y lo fuera soltando tras de sí para volver a encontrar la salida.

Finalmente, Teseo encontró al Minotauro al final del laberinto, donde lo mató con sus manos desnudas a puñetazos. Por desgracia para el héroe, a su vuelta olvidó cambiar las velas de su barco y, cuando Egeo vio que regresaba con las velas negras, se suicidó lanzándose al mar desde un acantilado.

Obra de George F. Watts

Fuentes

Apolodoro: Biblioteca mitológica. Gredos, Madrid (1985).
Higino: Fábulas. Gredos, Madrid (2009).

Telquines

En la mitología griega, los telquines (en griego Τελχίνες, ‘difamador’) eran nueve hermanos, mitad marinos, mitad terrestres, con cabeza de perro, la parte inferior del cuerpo en forma de cola de pez o de serpiente y los dedos de las manos palmeados. Eran conocidos como niños-peces hijos de Ponto y de Talasa, y fueron, junto con sus hermanos, los primeros habitantes de la isla de Rodas, que entonces se llamaba Telquinis (Τελχινίς) en su honor. Los relatos sobre los telquines son pocos y escasos, y en ellos aparecen en tres papeles diferentes:
  1. Como cultivadores de la tierra y ministros de los dioses, y como tales marcharon de Creta a Chipre y de ahí a Rodas, o siguieron desde Rodas a Creta y Beocia. En Rodas fundaron las ciudades de Cámiros, Yáliso y Lindos, donde los telquines fueron llamados Ialysii. En Licia construyeron el templo de Apolo Licio (Άπόλλων Τελχίνιος), aunque este dios ya había sido adorado por ellos en Lindos. En Yaliso y Camiro adoraron a Hera (Ήρα Τελχινία) y Atenea llevó en Teumeso (Beocia) el apellido de Telquinia. Las ninfas también se llaman por ellos Telquinias.
  2. Como hechiceros y envidiosos demonios. Se decía que tenían el poder de destruir con sus mismos ojos y aspecto. Tenían el poder de provocar el granizo, la lluvia y la nieve, y de adoptar cualquier forma que quisieran; incluso mezclaban agua del Estigia con azufre para poder así destruir animales y plantas.
  3. Como artistas, pues se decía que había inventado artes y tradiciones útiles y que habían sido los primeros en fabricar imágenes de los dioses. Trabajaban el latón y el hierro, y fabricaron la hoz con la que Crono castró a Urano y el tridente de Poseidón, ambas armas ceremoniales. En este sentido se les identificaría con los cíclopes, representantes posteriores de la metalurgia.
Este último rasgo en la personalidad de los telquines parece haber sido la razón de que se les haya identificado con los dáctilos ideos o con los daimones proseoous, y Estrabón afirma incluso que aquellos de los nueve telquines rodios que acompañaron a Rea a Creta, donde criaron al infante Zeus, fueron llamados Curetes.

Según cuenta Ovidio, el dios Zeus no les perdonó el que manipularan los fenómenos atmosféricos, y acabó con ellos convirtiéndolos en rocas o inundando la isla de Rodas. Otros afirman que Artemisa les avisó o que previeron el diluvio y lograron huir por mar en distintas direcciones, dejando a su sobrina Rodo como reina de Rodas una vez que la isla reapareció sobre las aguas. Sólo los que habitaban en Yaliso perecieron en la inundación.

En su exilio, los telquines consiguieron llegar hasta Beocia, donde fundaron el templo de Atenea en Teumeso; otros arribaron en Creta, siendo los primeros pobladores de la isla. Allí la titanide Rea les confió la tarea de criar a su hijo Poseidón, lo que llevaron a cabo con la ayuda de Cafira, hija de Océano. Otra versión dice que Rea los acompañó a Creta desde Rodas, donde nueve de los telquines, conocidos como los Curetes, fueron seleccionados para criar a Zeus.

El resto se dispersó por todo el mar Egeo, llevando sus conocimientos sobre metalurgia a lugares tan dispares como Chipre, Sición, Licia y Orcómeno. Los que llegaron a esta última ciudad, o sus descendientes, fueron los perros que mataron al cazador Acteón cuando fue transformado en ciervo por Artemisa en castigo por haberla observado desnuda.

Sin embargo los dioses no consintieron su intromisión en asuntos divinos. Zeus ahogó a los telquines de Teumeso ordenando un diluvio y Apolo se convirtió en lobo y despedazó a los de Licia, a pesar de que intentaran aplacarle construyéndole el templo de Apolo Licio. Se cree que sólo los que llegaron a Sición lograron sobrevivir, bautizando la ciudad con el nombre de Telchinia.

Los distintos autores difieren en su número y les otorgaban diferentes nombres, conservándose los que siguen:
  • Anteo
  • Argirón (descubridor de la plata)
  • Atabirio
  • Calcón (descubridor del bronce)
  • Crisón (descubridor del oro)
  • Damnameneo
  • Damón o Démonax, padre de Dexítea.
  • Escelmis, que junto a su hermano Damnameneo acompañó a Dioniso en su campaña a la India.
  • Hormenio
  • Lico, que construyó en Licia, en las márgenes del río Janto, el templo de Apolo Licio.
  • Megalesio
  • Milas
  • Nicón
  • Simón
  • Zenob
Según algunas fuentes, sus descendientes fueron las diosas Ialisa, Camira y Linda, epónimas de las ciudades rodias fundadas por ellos.

Los investigadores sugieren que fueron los dioses originales de Rodas, antes de la avalancha de la monocultura griega. En los registros clásicos del periodo posterior a la invasión los telquines tienden a jugar un importante papel que los vincula con los mitos relacionados con la Atlántida, siendo una raza, familia o tribu de inventores, artistas y magos relacionada con el mar en todas las etapas de su historia (de ahí el que fueran los que criaran a Poseidón). Su asociación a la hechicería podría devenir de la envidia que suscitaban entre otros artesanos a los que superaban en habilidad.